Teresa Portela: “No hay cabida a la duda”

La canguesa Teresa Portela busca en el K4 del Mundial el billete para sus séptimos Juegos

Teresa Portela y el resto de la expedición ya estaban ayer en Alemania para el Mundial.
Teresa Portela y el resto de la expedición ya estaban ayer en Alemania para el Mundial.

Teresa Portela tiene un tono monocorde pero alegre y amable, un discurso esperado pero interesante y una autoridad ganada a pulso. Sus seis Juegos Olímpicos, coronados con su plata en Tokio 2022, buscan continuidad en París. Y ese hito de seis presencias olímpicas pasa por el Mundial de Duisburgo, que mañana comienza. Porque la actual apuesta de la canguesa es el K4-500 y la única opción es acabar entre los diez primeros barcos en esta cita, siempre y cuando seas uno de los seis primeros europeos.

“Se tiene que dar todo perfecto ese día. Hay que saber gestionar esa tensión y ese nerviosismo. Somos cuatro pero es un barco y estamos todas para ayudarnos. Que ninguna tenga querencias, que todas estemos bien y con confianza. No hay cabida para la duda”, señala Portela con mentalidad de velocista. Se sabe la veterana, pero quiere poner más que nunca al equipo por encima de todo. Y ve al K-4 rápido. “Somos un barco veloz, explosivo. Esa parte de velocidad se tiene o no y este K4 lo tiene innato. Después, hay que entrenar acoplamiento. Desde mi posición, aporto fuerza y explosividad para ir acopladas todas. Cada una de mis tres compañeras son la mejor de las opciones”, refrenda.

Los precedentes invitan al optimismo. Especialmente, la plata en la última Copa del Mundo. Pero el optimismo no es caer en el exceso de confianza. “Te da un punto de confianza pero siento cada competición como una nueva. Está muy bien haber conseguido esa medalla pero eso no significa ir confiada para nada. Somos conscientes del valor que tienen el resto de K4. Los hay muy fuertes y muy potentes y hay mucha igualdad. Esa medalla nos permite saber que estamos ahí, que hay opciones de pelearlo, pero no hay que dar nada por hecho nunca hasta que no se cruce la línea de meta”, reseña con recelo. Porque dentro de esa equiparación de fuerzas a la que apunta, afirma que “la balanza puede ir a un lado o a otro. Va a estar difícil pero vamos con confianza en que tenemos opciones”.

Portela acudió a sus primeros Juegos en barcos de equipo. Pero en los últimos, se centró en el K1. De regreso a palear en compañía, asegura haber sido feliz. “Estoy muy contenta con el trabajo que hemos hecho y con cómo vamos andando. Y disfrutando también. La competición es un día pero el camino también es para disfrutar de los entrenamientos, de las compañeras y de haber conseguido en tan poco tiempo un barco competitivo. Me siento afortunada de formar parte de este equipo”, dice. Y, viniendo de quien viene, es mucho. Muchísimo. Porque, además, siente que la preparación está mucho más ajustada que en sus anteriores barcos conjuntos: “Este K4 lo siento muy preparado y tenemos muy aprendida la competición, a diferencia de antes. Me gusta mucho, mucho”.

Mientras alaba los recuerdos que le trae la pista de Duisburgo -"es de las que más he competido y, hasta ahora, me ha ido bien. Quiero pensar que es una buena pista"-, solicita que la vista no esté puesta en París todavía. Aunque cueste. “La mente está puesta en el Mundial. París es el siguiente pensamiento. Pero paso a paso, palada a palada. No se puede pensar en París si aún no pasamos la prueba de Alemania”, comenta.

Sara Ouzande, Estefanía González y la pontevedresa Carolina García preceden a Portela en el K4. Las cuatro quieren ir a los Juegos. Para Teresa, los séptimos.

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