Sara Viéitez: “Por supuesto que sueño con la UFC; si no, no tendría objetivos”

Las artes marciales combinadas han vivido una subida exponencial de seguimiento debido a las retransmisiones televisivas de la UFC. Ese escenario, el techo mundial de la especialidad, es con el que sueña Sara Viéitez (Vigo, 1993). Pero detrás de los focos hay que trabajar. Mucho. Por eso compagina su actividad deportiva con la laboral y la académica. Con ese frenético ritmo de vida fue campeona de España el año pasado y subcampeona en este.

¿Cuántas horas tienen sus días?

Me faltan. Ojalá tuvieran más porque no me da tiempo a hacer todo. Desgraciadamente, no vivimos de esto y hay que compaginar el trabajo, con los estudios, dar clase y entrenar. Nos da para poco.

¿Se acostumbra una a vivir a ese ritmo?

La verdad que cuando tengo tiempo libre, no sé qué hacer con él.

Imagino que no quedará otra para dar buen rendimiento en las competiciones.

Si queremos tener un futuro en esto y poder seguir subiendo de nivel, es lo que toca.

Como hace un par de semanas, con esa medalla de plata en el Campeonato de España. ¿Cómo la recibió?

Pues no muy bien (risas). Mi rival lo luchó mucho y era la que adversaria que más respeto y que más se lo merecía. Fue agridulce perder el combate porque creo que podía haberlo ganado.

¿Cómo se desarrolló?

Sobre todo de pie, cuando mi fuerte es el suelo. Cuando entras en el juego de los demás y no haces el tuyo, no te sientes cómoda. Ese fue mi fallo y de ahí que tenga ese sabor agridulce.

Una cosa que me parece muy destacable es que estos buenos resultados llegan con solo tres años haciendo MMA.

Sí. Empecé en 2019. Llevaba un par de meses de entrenamiento y decidí competir, que ni siquiera lo hice en mi peso. Luego vino la pandemia y esta ha sido la segunda vez que compito en mi peso.

Usted hacía lucha libre en un club referencial en la ciudad como el San Ignacio.

Empecé con 13 años con Eladio Bello. Fue muy guay. Éramos un grupo de chicas, el primero en muchos años. Nos peleábamos y compartíamos muchos momentos juntas. Fuimos un puntal importante para que las mujeres empezasen a hacer lucha de nuevo.

¿Cómo le pica el gusanillo de las artes marciales combinadas?

Estaba en Madrid con una beca deportiva por lucha. Después de trabajar nosotros, iba un club de MMA. Y me metía a entrenar, pero nunca a competir porque no podía debido a la beca. Ahí nació mi interés y luego vino lo demás.

Como su nombre indica, las artes marciales combinadas mezclan técnicas y movimientos de distintas modalidades. ¿Cómo fue el proceso de aprendizaje?

Complicado. Es muy distinta un posición de lucha a una de striking (golpeo). Por eso empecé en grappling, que me ayudó a fomentar la parte de suelo, porque la de derribo ya la tenía. Y lo que aún me falta a día de hoy es la parte de golpeo. Le dedico horas a boxeo, kickboxing y muay thai para mejorar en ese aspecto.

Hace un año comentaba que no había muchas mujeres en Galicia que se animasen con el MMA. ¿Ha mejorado algo la situación?

Desgraciadamente, sigo siendo la única mujer que representa a Galicia en el Campeonato de España. En chicos hay un grupo importante. Vamos poco a poco. He empezado a dar clase a un grupo de chicas pensando en el futuro.

Sin embargo, a nivel de seguimiento hay un auge.

Ahora, la gente ya sabe de qué le hablas. "Ah, lo de la jaula", te dicen. Estos últimos años, ha habido una gran subida de audiencia por la UFC, que es a lo que todo deportista de MMA aspira.

¿Sueña con llegar?

Por supuesto. Si no soñase con ello, no tendría objetivos, expectativas o mi nivel de exigencia bajaría.

¿A qué distancia lo ve?

Lejano. Compito a nivel amateur. Tendría que dar el salto a profesional y aquí es complicado. Me han dado la opción de pasar a profesional pero sin tener un buen grupo para entrenar, no lo veo factible.

¿Ha recibido comentarios despectivos por dedicarse a este deporte?

Tanto como despectivos no, pero sí negativos. Gente que no entiende por qué nos gusta este deporte. Te dicen que es agresivo y demás. Yo llevo toda la vida haciendo deportes de combate y no hay mayor respeto y admiración por un rival que en estas modalidades. Lo que está dentro de la jaula, del tapiz, del tatami se queda ahí. Luego, fuera, todos somos amigos.

¿Qué beneficios le diría a la gente que tienen estas modalidades?

Crean bastante compañerismo. Familia. Todos nos ayudamos, nos respetamos y, sobre todo, nos cuidamos.

¿Y el futuro cómo lo ve?

Volver a conseguir un oro en el Campeonato de España. Seguro.