Anthía Espiñeira anunció ayer su retirada del balonmano profesional a los 27 años y tras disputar los últimos meses en el Granollers catalán, club al que llegó desde el Porriño y después de iniciarse en la élite en el Mecalia Atlético Guardés.
La jugadora expresó que opta por la retirada, debido a que “el factor psicológico en el deporte es algo que poco a poco se va hablando más, pero creo que es esencial. En mi caso, cuando el balonmano no te ayuda a estar bien, sino todo lo contrario, y lleva tanto tiempo afectándome psicológicamente, te empiezas a plantear cosas. Todo esto hizo que influyera en mí y en mi rendimiento deportivo, provocando en cierta medida las lesiones. Por otro lado, cuando dejas de disfrutar de este deporte y pasa de hacerte feliz a ser una obligación, empiezas a preguntarte si realmente es lo que quieres hacer y yo llevaba años considerando la idea de dejarlo. Por estos motivos, después de mucho tiempo he decidido escucharme y valorar lo que necesito y me hace feliz”.
Además, la deportista describió su trayectoria desde que empezó en el Lavadores hasta su retirada en el club catalán. “Quiero aclarar que la decisión de no continuar en el Granollers, no tiene relación con la falta de adaptación al equipo", matizó.
A los 17 años llegó al Guardés para militar en División de Honor, obtuvo el título de liga e incluso acudió a una concentración con la selección española. Si bien, su trayectoria estuvo marcada por las lesiones de rodilla, una en el Guardés y otra en el Porriño, además de alejarse varios meses de la pista en 2019 por una depresión. A los 27 años opta por dejar el balonmano.
