Celta

Por el mal camino

Un animoso aficionado festeja la llegada del autobús con el cuerpo técnico, con un ataviado balcón al fondo. Los jugadores dieron esquinazo por otro camino.
photo_camera Un animoso aficionado festeja la llegada del autobús con el cuerpo técnico, con un ataviado balcón al fondo. Los jugadores dieron esquinazo por otro camino.
El autobús de los jugadores no siguió al completo el recorrido anunciado a los aficionados 

Al menos, en "Bienvenido Mister Marshall" la caravana de los americanos sí pasaba por el pueblo, aunque no se detuviese para los fastos que estaban preparados. Los vecinos se quedaron con un palmo de narices. Peor les fue ayer a algunos de los aficionados que, siguiendo los deseos del propio club, quisieron prepararse en sus ventanas y balcones para ver pasar al autobús con los jugadores del Celta mientras se trasladaban del hotel de concentración al estadio de Balaídos.
El club había solicitado que se engalanasen los ventanales y las balconadas para mostrar apoyo a los futbolistas. Lo cierto es que la respuesta no fue ni mucho menos masiva, pero todo se torció de forma definitiva cuando al vehículo que portaba a los jugadores varió el recorrido previsto al llegar a la Praza de América. Los seguidores que esperaban en la avenida Fragoso, incluidos los que ya rondando el estadio esperaban con bengalas, se quedaron con las ganas. Apenas pudieron ver pasar el autobús que portaba al cuerpo técnico, no serigrafiado con los colores del club y difícilmente reconocible.
En resumen, que la convocatoria no fue un éxito y quedó desvirtuada del todo cuando el equipo varió el recorrido. Sí ondearon banderas en la Praza de América y, al final, se encendió una de las bengalas, aunque tuviese que ser sin el paso de los futbolistas por delante. En este fútbol sin público, el equipo dio esquinazo a los seguidores.
Fue el de ayer un partido de verano con todas las letras. Con calor y cierta modorra para ponerse delante del televisor para presenciar un partido de fútbol. Y la mayor parte del tiempo, lo cierto es que el partido no ayudó en demasía a espabilarse. El celtismo se obligó a pelear contra el sueño para seguir las evoluciones de un equipo que volvía a generar más temor que alegría.

La pausa del VAR
Hubo tiempo, cómo no, para que el vídeo arbitraje hiciese su habitual pausa. Como hace unos días en Palma de Mallorca, de nuevo el árbitro se dirigió al monitor para decidir. Y, otra vez, regresó con una gran sorpresa bajo el brazo. Pero si el pasado martes fue negativa para los intereses célticos, ayer resultó positiva. Los más de los aficionados tiraron de media sonrisa. Que se borró cuando poco después empató el Betis.
Como había sucedido con el autobús, el equipo equivocó el camino durante el partido. Tanto que al final hubo que valorar el punto como positivo. Un Balaídos semidesierto, protegido contra el coronavirus, sigue con dudas.n

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