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Piso de futbolistas en Málaga

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Carolina González y Ana Buceta comparten confinamiento entre ejercicios y los estudios para ser entrenadoras

Un piso no tiene por qué ser demasiado pequeño, salvo para entrenar. La viguesa Carolina González y la moañesa Ana Buceta, ambas exjugadoras del Olivo, pasan la cuarentena juntas en Málaga, en cuyo equipo militan, tras paralizarse la competición a causa del coronavirus. El trío de futbolistas lo completa su compañera Edna Imade. 
El conjunto malacitano, en el que también milita la viguesa Claudia García 'Clo', es quinto en el grupo sur de Segunda División.  Carolina y Ana vivían una temporada como otra cualquiera hasta que se declaró el estado de alarma. "El Málaga sí que nos dio opción de irnos a casa, pero lo vimos como un riesgo", explica Ana Buceta. Una realidad que matiza Carol: "Pensábamos que en dos semanas o tres volveríamos a la normalidad y hacerte 1.100 kilómetros para arriba y otros tantos de regreso a Málaga era una paliza. Además, ir por el aeropuerto era peligrosísimo. Eso sí que no lo queríamos hacer". 
De esta forma, se vieron confinadas a un piso en la ciudad andaluza, donde tienen que convivir las veinticuatro horas del día los siete días a la semana. Pero "apenas discutimos. Si llevamos desde agosto aquí sin que nos tiráramos los platos a la cabeza, podemos estar", bromea Carol. 
Eso sí, los metros cuadrados son escasos para todo y, especialmente, para los entrenamientos. Los primeros días incluso utilizaron botellas de agua y garrafas para hacer distintos ejercicios. "Normalmente, entreno yo por la mañana y ellas por la tarde. El club nos mandó un plan diario. Lo hacemos así porque la casa no es muy grande y disponemos de más espacio", explica Buceta. 
Al igual que otros muchos deportistas a lo largo de la geografía española, el trabajo que realizan es cardiovascular y también de fuerza. "Al gunas cosas ya las hacíamos antes", indica la moañesa. "Estamos mejor de lo que esperábamos. Hay días que se hacen duros y tenemos que llevarlos. Si tiramos la toalla tan pronto, sería malo para nosotras", añade la viguesa. 
Con perspectiva, ambas jugadoras señalan que esta situación no se pudo intuir. Ni por su parte, ni tampoco por la sociedad española. "Lo veíamos todo muy lejos. Hasta que nos pilló el toro, no nos dimos cuenta de lo que estaba pasando. Ahora tenemos que mentalizarnos y ser fuertes. Ya sabemos que va para más de tres semanas, cuatro o un mes. Hay que aguantar y no venirse abajo", expresa González. 
Entre entrenamiento casero, series de televisión y algún que otro partido, hay tiempo para hablar con la familia. "Hago videollamada con mis padres y mi hermano porque él está en Inglaterra viviendo. Nos llamamos todos y, claro, estamos más tiempo al teléfono de lo habitual", amplía Buceta. También opta por esta opción Carol, que conecta con Vigo "una vez al día y, si me aburro mucho, dos". No son las únicas conversaciones porque también hablan de manera habitual con sus compañeras "es una forma de mantener el grupo y, además, todas estamos a la expectativa porque no sabemos si volveremos a jugar", dice la moañesa. 
Existe esta parte lúdica, pero también la académica porque Carol y Buceta comparten equipo y estudios. "Ambas hacemos el curso de entrenador. Lo bueno es que lo llevamos bien", aclara la morracense. Y, con más tiempo para dedicarle a los libros, "los trabajos que antes hacíamos en cinco días, ahora los terminamos en día y medio. Aunque siempre fuimos bastante al día", añade Carol.

Cantera viguesa
Es la vida andaluza de dos jugadoras formadas en los equipos de Vigo y que se encuentran entre las que llegaron al profesionalismo. En el caso de Buceta con una trayectoria larga en el Levante y en la que superó una dura lesión de rodilla. Por su parte, Carol ya pasó por Oiartzun, Huelva y Oviedo antes de compartir piso con la moañesa en Málaga. Optaron por no regresar a Galicia y pasan el confinamiento entre ejercicios y estudios, con vistas desde la terraza.n

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