Natación

Un paso más, el definitivo

El vigués Miguel Martínez Novoa busca meterse este año entre los mejores de España y acudir a citas internacionales.
photo_camera El vigués Miguel Martínez Novoa busca meterse este año entre los mejores de España y acudir a citas internacionales.
El vigués Miguel Martínez, de 20 años, aspira a ganar en marzo el Campeonato de España y acceder a la selección

Miguel Martínez (Vigo, 10 de noviembre de 2000) entrena como un profesional, se cuida como un profesional, se encuentra al máximo nivel, pero es un deportista que viaja en autobús para estudiar, estudia y recibe la ayuda de sus padres para el día a día. A los 20 años, se encuentra en ese punto, siempre complicado, de dar el paso hacia la élite de su deporte o quedarse a unas milésimas de la gloria y, por lo tanto, de poder dedicarse de pleno a una modalidad dura como es la natación. 
"Mi objetivo principal es ser campeón de España en mi prueba favorita, que es el 200 mariposa. Me estoy esforzando para intentar conseguirlo. Me veo con opciones si continúo en el estado de forma en el que estoy y entrenando así de fuerte", expresa el nadador del Náutico de Vigo. La cita será entre el 24 y el 28 de marzo. "Es la más importante del año porque da acceso a las competiciones internacionales. Mi meta es poder meterme en ellas y poder estar con la selección española, que es algo que nunca pude hacer hasta el momento", sostiene. 
Los números y el criterio de clasificación establecen que Miguel Martínez debe rebajar su marca de 2:00.98, realizada tras diez días de aislamiento, un par de segundos. De hacerlo, estaría en disposición de ser campeón de España y, además, acudir al Campeonato de Europa. Pero la rebaja deber ser notable. "Creo que es bastante factible, según lo que estoy entrenando. Ahora, hay que trasladarlo a la competición. Ahí está la dificultad", matiza. 

El vigués Miguel Martínez Novoa busca meterse este año entre los mejores de España y acudir a citas internacionales.


La tarea no es sencilla para un Miguel Martínez que empezó en el mundo de la natación a los 4 años. "Y a los seis, o así, ya estaba en un club en la competición. En aquel momento, también jugaba a fútbol y hacía otros deportes, como todos los niños. Pero lo que más me llenó fue la natación y, por eso, me quedé con ella", expresa el vigués.
A partir de ahí, creció y dio el primer salto de calidad cuando se enroló en el Náutico. "Sobre los 14 es cuando me puse en serio. Es el momento de decir: esto me gusta y vamos a buscar objetivos. Después, entré en el Centro Galego de Tecnificación Deportiva (CGTD), que fue bastante complicado. Lo solicité bastantes veces y siempre me vino denegada. Esta temporada ya accedí a una beca. Estoy como externo, pero puedo comer allí", indica el nadador.  
El representante del Náutico de Vigo afronta un día a día cargado, con muchas horas lejos de casa y compaginando la natación con los estudios a distancia. "El año pasado me saqué un curso de formación profesional de administración y finanzas y este comencé con una de marketing y publicidad. Lo de llevarlo a distancia lo gestiono bien, pero mandan muchos trabajos y el tiempo no me da. Algunas materias las dejaré para el año que viene. Si no, es imposible", relata. 
Acude todos los días al Centro Galego de Tecnificación Deportiva y el sábado a la piscina del Náutico en As Avenidas, aunque con las restricciones del último mes permanece cerrada. "Tres días a la semana hago doble sesión de natación, de mañana y de tarde. Y, al terminar, una hora más de trabajo en seco. Ya le dedico muchas horas", admite. Por este motivo, desea dar este año un paso para poder entrar en la selección española y a un nivel que le permita tener ciertas ayudas para poder dedicarse a la natación. "Al nivel que estoy, apenas tengo ayuda ni patrocinadores. Colaboran mis padres y el club intenta ayudar en lo que puede, que tampoco es mucho. Es difícil porque es un deporte minoritario", relata Miguel Martínez. En todo caso, reconoce que continúa en el Náutico por la relación que lo une con Sergio Silva, su entrenador: "Me transmite mucha confianza, me ayuda y es capaz de cambiarme el chip con sólo mirarme o darme un palmada. Yo estoy muy a gusto con él y su trabajo es muy grande para el club. Decidí seguir por él, estoy feliz". No obstante, también reconoce que entrar en el Centro Galego resultó clave porque "el primer año me costó, pero me adapté y ya noté mejoría el segundo. Ahora es sufrir un poco más cada día porque la exigencia es alta".

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