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Más valor que la victoria

Edu Ramos (de rojo) y sus muchachos en un entrenamiento del cadete del Balaídos de esta temporada.
photo_camera Edu Ramos (de rojo) y sus muchachos en un entrenamiento del cadete del Balaídos de esta temporada.
El Balaídos cadete se dejó meter un gol después de marcar con el meta del Matamá lesionado
Era un domingo cualquiera, en un campo cualquiera, en un partido cualquiera de categorías inferiores. Una situación tantas y tantas veces repetida en Vigo y comarca. Pero resultó que el pasado domingo, en el Penedo da Moo, en un Matamá B-Balaídos aconteció un detalle distinto. De los que reconcilian al fútbol con su lado más deportivo. Reconfortante. Y más en tiempos en los que solo se pone el foco en el fútbol formativo para hablar de trifulcas entre padres y amenazas o agresiones a los equipos arbitrales.
No habían pasado ni cinco minutos de este partido entre equipos de la zona baja. El Balaídos se había adelantado al minuto de juego y empujaba en busca del segundo tanto. Llegó. Tras un fuerte encontronazo entre el portero del Matamá y un atacante visitante, la pelota quedó suelta y Pablo la metió en la jaula. Revuelo. Tras él, el meta local Óscar seguía en el suelo, con un fuerte golpe en el labio, que le obligó a ser sustituido. Entonces, la calma. Edu Ramos, técnico del Balaídos, lo tuvo claro y ordenó a sus futbolistas que se dejasen meter un tanto inmediatamente."Decidimos que nuestro gol no había sido todo lo legal que debería haber sido", explica. "Algunos chavales se sorprendieron en un primer momento, pero a todos les pareció bien la decisión", añadió.
Pese a la nobleza y la coherencia de lo sucedido, la sorpresa inundó el recinto celeste para dar paso a la alegría y el reconocimiento. La grada rompió a aplaudir. "Fue una reacción espontáneo, muy bonita", reconoció Ramos, que en el momento le pareció "lo más normal del mundo" y no empezó a tomar conciencia hasta unas cuantas horas después.
En el Matamá se mezclan enormes dosis de respeto, reconocimiento y agradecimiento. Desde el club celeste tienen claro que la decisión de Edu Ramos es "digna de mención" y "un ejemplo" para todos. "El entrenador rival me estrechó la mano al momento y varios padres me felicitaron", desvela el técnico del Balaídos.
"Si lo hace Bielsa, lo puede hacer cualquiera", espeta Ramos. "Lo más normal es que el 95% de los chavales que pasan por un club no lleguen a vivir de este deporte. Sin embargo, tienen que estar preparados para la vida y estos gestos ayudan", añade.
Precisamente por eso, Ramos se siente "orgulloso" de haber podido trascender a través de un gesto de estas características en un fútbol cada vez más alejado de valores deportivos que no se pueden vender ni comprar. Que no mueven dinero. "Siempre nos fijamos en situaciones más feas y estas pequeñas cosas, que las hay, no reciben el bombo que merecen", explica.
Seguramente por pura casualidad, pero la realidad es que tan deportivo gesto tuvo premio: el cadete del Balaídos ganó su primer partido de la temporada. Lo hizo, además, con una goleada por 2-6. "Día redondo", comenta su entrenador entre risas, que se pone más serio para reconocer las muestras de cariño y agradecimiento que ha recibido en las últimas horas. "Es muy emotivo", confiesa.
Porque, al final, los futbolistas cadetes de Balaídos y Matamá que estaban en el campo -y probablemente también sus familias, en la grada- aprenderán más de un gesto así que de cualquier victoria, empate o derrota. Enriquecimiento como personas. Un gesto con más valor que cualquier victoria.n

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