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Manu Garrido contesta al teléfono ayer desde el aeropuerto de Barajas, en Madrid. Todavía está en el viaje de vuelta a casa -“llevamos un día duro”, bromea-, tras alzarse campeón de Europa de maratón el pasado sábado en la localidad croata de Slavonski Brod. Está cansado, con ganas de llegar, pero feliz. Muy feliz. “Es que era el título que me faltaba. Así que claro que estoy muy contento”, subraya el canoísta tudense, ya campeón del mundo y continental en ejercicio.
Porque ya no es solo el qué, también influye el cómo. Garrido apabulló a todos sus rivales a bordo de su canoa con un triunfo demoledor e incontestable. Tras casi 27 kilómetros, el deportista del Kayak Tudense rebasó la línea de meta con un minuto y medio de diferencia sobre el húngaro Marton Kover, segundo, y algo más sobre el grovense Tono Campos, que selló el doblete gallego. “La verdad es que llegaba muy bien de forma y con muchas ganas de demostrar lo entrenado. Me encontré muy bien durante toda la regata, pero no contaba ganar con esa ventaja”, confiesa con humildad Manu. “Pero bueno, salió todo muy bien”, concluye sonriente.
Pero si hay algo más difícil que ganar es volver a hacerlo. Y con esa intención se mantiene Garrido. “Esta semana toca recuperar el cuerpo”, inicia, con la mente puesta en el premio gordo del Mundial, que ya se adjudicó el año pasado. “Quedan siete semanas duras de entrenamiento. Vamos a trabajar duro para tratar de llegar en la mejor forma posible a la cita”, concluye el tudense, que buscará revalidar su cetro en Dinamarca el próximo 2 de septiembre.
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