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De Lavadores al cielo

Anthía Espiñeira (i), de 20 años, milita en el Guardés y su hermana Sarai, de 16, destaca en el Carballal.
photo_camera Anthía Espiñeira (i), de 20 años, milita en el Guardés y su hermana Sarai, de 16, destaca en el Carballal.

Las hermanas Anthía y Sarai Espiñeira destacan en sus equipos, el Guardés y el Carballal

Anthía y Sarai Espiñeira empezaron a practicar el balonmano por conveniencia geográfica y su talento innato, unido a una pasión que las lleva a dedicar incontables horas a este deporte, las ha convertido en dos de las jugadoras con mayor proyección salidas últimamente de la cantera de Vigo. Anthía, con 20 años, es una realidad en las filas del Mecalia Guardés y ya ha recibido la llamada de la selección española. Sarai, de 16, es una de las grandes promesas del Carballal y acaba de disputar el Campeonato de España con la selección gallega cadete.
Sin antecedentes de este deporte en la familia, ambas dieron sus primeros pasos en el Lavadores. "Yo quería jugar al fútbol, pero mi madre se enteró de que cerca de casa había un club de balonmano y me llevó. Entonces yo no sabía ni qué clase de deporte era éste, pero gracias a mi madre acabamos jugándolo los dos", recuerda Anthía, que en aquella época "tendría nueve o diez años".
La hermana mayor, como suele suceder, se transformó en un modelo para la pequeña. "Yo empecé yendo a ver los partidos de mi hermana al pabellón de Lavadores, que está al lado de casa, y viéndola a ella me entró a mí el gusanillo de jugar", rememora Sarai.
Pronto las dos hermanas comenzaron a destacar y del Lavadores, Anthía pasó al Mecalia Guardés, uno de los dos clubes gallegos de División de Honor, mientras que la pequeña fichó por el Carballal.
Las dos ocupan la misma demarcación dentro de la pista, la de central, y se parecen en algunos aspectos como jugadoras, aunque también tienen sus diferencias. "Nos parecemos en la visión de juego que tenemos las dos. Luego, mi hermana es más lanzadora y yo soy más fintadora", analiza Anthía. "Las dos destacamos bastante en el juego colectivo, somos rápidas y tenemos visión de juego, que es lo que debe tener una central", coincide Sarai.
Al margen del juego, la hermana mayor considera que "somos muy diferentes. Yo soy más tranquila, más paciente, y Sarai tiene un carácter más fuerte". Sin embargo, para la pequeña, "como personas, tenemos nuestros defectos, cada una los suyos, pero somos prácticamente iguales".
Las hermanas Espiñeira están bendecidas por esa facilidad innata para entender un juego como el balonmano, pero, ¿cuál de las dos apunta más alto? "Yo llevo más años jugando y a mi hermana aún le quedan muchos por recorrer, así que creo que todavía no se nos puede comparar", indica Anthía. "Yo siempre he dicho que mi hermana es mi ídolo. Para mí es la mejor jugadora del mundo", señala Sarai.
Lo que tienen claro es que les gustaría compartir club. "Aunque las dos somos centrales, creo que podríamos jugar juntas y ojalá en un futuro podamos estar las dos en un equipo de la máxima categoría", afirma Anthía, mientras que Sarai destaca que "me gustaría mucho jugar con mi hermana, pero va a ser difícil intentar quitarle el puesto porque es muy buena. Sería complicado coincidir en la pista, pero podríamos intentarlo".
En su tercera temporada en el Guardés, Anthía Espiñeira está convencida de que ha llegado el momento de que el equipo que entrena José Ignacio Prades celebre un título. "Tenemos un gran equipo, como se ha demostrado hasta ahora. Nos queda el partido del próximo domingo (12:30, en la pista del Granollers) para acabar la primera vuelta y estamos en el segundo puesto de la clasificación a cuatro puntos del primero (Bera Bera), lo que quiere decir que este año podemos hacer grandes cosas", explica la jugadora del club de A Guarda, que recuerda que los otros dos equipos que disputan el título, Bera Bera y Rocasa Gran Canaria, "tienen que pasar todavía por nuestro pabellón y nosotras en casa siempre nos hacemos fuertes, así que veo posibilidades de luchar por el título. La Liga es muy larga, aún queda toda la segunda vuelta y pueden pasar muchas cosas porque en esta competición el equipo más humilde puede ganar al que va en cabeza".
En el Carballal, Sarai se marca unos objetivos menos ambiciosos aunque igual de importantes: "El objetivo es siempre llegar a lo máximo, tanto colectivamente como a nivel individual".
Las hermanas Espiñeira han convertido el balonmano en una parte central de sus vidas. "Lo que más me gusta del balonmano es la adrenalina que supone este deporte y, sobre todo, el juego en equipo y que haces amigos", resalta Anthía. "Me gusta el deporte en sí mismo. El balonmano es un deporte colectivo, en el que el grupo es lo que importa. No es individualista y te permite estar en contacto con las compañeras", agrega Sarai.
Ambas, sin embargo, deben compaginar el juego con los estudios. Anthía cursa la especialidad de Auxiliar Técnico Veterinario, mientras que Sarai se encuentra en cuarto curso de la ESO. "Me gustan mucho los animales y estaría bien poder dedicarse a algo que tuviera que ver con ellos", comenta la mayor, que ya ha tenido que decidir un camino. Sarai, en cambio, reconoce que "todavía no sé qué quiero ser de mayor".
Porque quedan años para eso y ambas quieren antes disfrutar al máximo del balonmano, el deporte en el que empezaron por recomendación materna y que ha acabado siendo su gran pasión. n

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