Joel Ribeiro subió en dos ocasiones al podio europeo en la temporada 2023. En una, lo hizo en la competición júnior por equipos con el Gondomar y después, a nivel individual, en la competición de sólo dance en la localidad italiana de Ponte di Legno. Dos victorias para una temporada de perfección.
“Los días previos a la competición puedes entrenar en la pista del campeonato y ahí ya puedes ver las sensaciones, si resbalas o no, qué ruedas utilizar. Una vez que terminas, son dos minutos que se te hacen bastantes largos. Estás muy nervioso, pero ahí el trabajo está hecho. Que venga lo que sea”, explica el patinador de Gondomar. Y, segundos después, llegó la victoria. “Poder conseguir el oro es algo que me enorgullece un montón”, admite.
A las citas internaciones acude con la expedición de la selección española y son eventos de cierta tensión, en los que se acumulan varios días en la ciudad de destino. En todo caso, una vez en la pista, es preciso dejar atrás esos nervios para hacer la mejor actuación posible y “al terminar un ejercicio, sí que ya tienes bastante claro si es bueno o no”.
Es la rutina competitiva de un deportista que comenzó, como tantos otros, en las escuelas municipales, con seis años. “Varias amigas iban a patinar y le pedí a mis padres que me metieran”, explica. Poco después, pasó al club, al CPA Gondomar, y así continúa casi una década después “y con el entrenador que tengo ahora”.
De hecho, esta versión la confirma su preparador, David Figueroa: “Desde siempre destacó por sus habilidades artísticas, ya que es un chico con una flexibilidad extraordinaria, lo que le permite un rango de movimiento muy amplio. Después, tiene un porte y unas líneas corporales muy buenas”.
Condiciones físicas que, en la actualidad, pule con un rendimiento de alto nivel. “Entreno cinco días a la semana con sesiones de tres horas. Además, también hago algunas de preparación física adicional”, explica el propio Joel Ribeiro. Una dedicación que debe compaginar con los estudios.
A los 15 años, es un apasionado de una disciplina deportiva en la que, habitualmente, no se ven muchos niños ni hombres. “Este es un deporte minoritario y, la verdad, con poca presencia del género masculino. Pero nunca quise cambiar, para mí también es una motivación lograr que otros chicos se animen a practicar este deporte”, describe el gondomareño. Y, en el día a día, se traduce en que “a la gente le sorprende y lo noto en los profesores. Cuando les digo que soy deportista de alto nivel en patinaje, sí que les extraña un poco”.
Es una forma de hacer un camino en el que, poco a poco, reconoce que aparecen más niños sobre los patines. Seguramente, él se convertirá en referente de alguno de los pequeños del Gondomar, del mismo modo que Joel Ribeiro también tiene los suyos. “Me fijo en varios. Son bastante mayores que yo y con más experiencia”, resume. Para mejorar y progresar es necesario.
