Javi Díaz: “Sigo porque veo que aporto algo y la gente cuenta conmigo”

ENTREVISTA

El guardameta de O Rosal, de 46 años, afirma que “soy un privilegiado, hago lo que me gusta”

Javier Campa

Publicado: 15 jul 2021 - 02:47 Actualizado: 15 jul 2021 - 22:12

Javi Díaz, en un partido de la pasada temporada en O Gatañal. // J.V. Landín
Javi Díaz, en un partido de la pasada temporada en O Gatañal. // J.V. Landín

A sus 46 años, Javi Díaz (O Rosal, 1975) volvió a ser esencial en la salvación del Frigoríficos del Morrazo la pasada temporada y el club ha conseguido convencerle para que continúe, por lo que cumplirá la cuarta campaña consecutiva en el equipo al que llegó en 2018, procedente del Valladolid, con la idea de estar un solo año. La retirada puede esperar.

Con el rendimiento que dio la pasada temporada, todo el mundo tenía claro que debía renovar, ¿lo tenía también claro Javi Díaz?

Yo no. Mi idea, como al final de las tres últimas temporadas, era dejarlo. En el último partido en casa, contra el Guadalajara, tenía claro que lo iba a dejar, pero después entre los amigos, Nacho (Moyano) el entrenador y Óscar (Fernández), el director técnico, me estuvieron animando para que jugara la última. Entonces, si lo dejo el año que viene ya no sabré qué decir, se me caerá la cara de vergüenza, pero sí que me gustaría retirarme con público en las gradas.

Porque físicamente se encuentra en perfectas condiciones.

Sí, sí. Estuve con el hombro a vueltas desde Navidades, pero hice rehabilitación y estoy bien.

Va a afrontar una nueva campaña en la élite con 46 años, ¿cuál es el secreto de esta longevidad deportiva?

Yo creo que sobre todo es un tema de cabeza. Al final, soy un privilegiado. Llevo treinta años haciendo lo que me gusta, que es mi hobby, y me pagan por ello. Poca gente puede decir eso.

¿Cómo es su relación con los más jóvenes, jugadores a los que a lo mejor dobla la edad?

Sí, que podrían ser mis hijos, puedes decirlo (se ríe). Pero al final creo que el más crío soy yo. Aunque haya algún momento en que hay que ponerse serios, después en el vestuario somos una piña. Lo repito siempre: si este año salvamos al equipo y nos quedamos en Asobal fue porque en el vestuario teníamos un ambiente tremendo. Nos llevábamos muy bien y fue decisivo. Además, nos llevamos bien porque yo soy como un Peter Pan, soy joven de espíritu.

Decía Hombrados que con los años se había vuelto un poco ‘vinagre’, ¿le pasa lo mismo?

Hombre, claro. Yo creo que a todo el mundo con la edad nos entra un poco de vinagre. A lo mejor, cuando eres joven crees que algo es normal, pero con la experiencia te das cuenta de que no es así y lo dices. Al final es casi como tener un hijo y por eso te llaman ‘vinagres’, porque ves cosas que los jóvenes no ven. Pero sí, seguramente llevo un saco de vinagre encima considerable.

La pasada temporada fue muy extraña, sin público en las gradas y con la pandemia de covid, que además se cebó especialmente en el Cangas, ¿cómo vivió todo eso?

Fue una situación complicada porque ya para cualquier jugador es dura, pero para mí, por mi edad, lo es más todavía por los parones. En octubre o noviembre tuvimos el covid, después en enero paramos por el Mundial, luego hubo más parones porque un rival tenía casos de coronavirus y se aplazaba el partido y en el último mes entrenamos diez días y lo jugamos prácticamente entero sábado y miércoles. Y esos parones, con 46 años, no me benefician, al revés, lo que yo necesito es estar jugando seguido, así que fue muy duro.

Moyano dijo que todavía había jugadores con síntomas del coronavirus, ¿qué secuelas quedan?

A mí, por ejemplo, la falta de olfato muchas veces. Y creo que a otros les pasa lo mismo. Son pequeñas cosas, tampoco mucho. En el primer confinamiento, que fue cuando dimos positivo prácticamente el noventa por ciento de la plantilla, al salir fue duro, sobre todo los primeros quince días. Me acuerdo que jugamos fuera contra Anaitasuna (38-24) y en casa con el Huesca (22-33) y nos metieron para adentro. Nos costaba muchísimo. A lo mejor a mí no tanto, porque soy portero, pero a los jugadores de campo sí que les costaba aguantar el partido porque te tiraba del pecho. No se recuperaba igual.

También fue un curso difícil por la ausencia de público en O Gatañal, un factor decisivo para el Frigoríficos en los últimos años.

Para el Cangas, O Gatañal es casi el sesenta o el setenta por ciento de nuestro potencial y aunque sólo pudiéramos meter cien o doscientas personas ya se notaba. La gente en Cangas te lleva en volandas y, vayas ganando o vayas perdiendo, está apretando todo el partido. El último mes se notó más porque pudo entrar más público y nos ayudaron muchísimo.

¿Qué retos se marca para la próxima temporada y cuál cree que debe ser el objetivo del Frigo?

Yo creo que el Cangas, o viene un jeque e infla dinero o tendremos que pelear por la permanencia. Es jodido, pero hay que ser realista y es así. Individualmente, lo único que deseo es que no haya lesiones, entrenar duro y que salga todo bien.

¿Le gustaría ser el capitán?

No, no me veo. En el Teucro estuve de capitán seis años, pero no creo que haga falta llevar un brazalete y ser el capitán para liderar en un vestuario. Se dicen las cosas y ya está. Hay gente de Cangas que lleva muchos más años que yo en el equipo y que deben dar un paso adelante. Yo soy un tío de O Rosal que vive en Chapela y que llevo cuatro años en Cangas (risas).

¿Tenemos Javi Díaz para rato o vamos partido a partido?

De momento, empezamos el 2 de agosto y el 30 de mayo volveré a decir que quiero dejarlo. Y en algún momento tendrá que ser. Pero bueno, desde que vine de Valladolid llevo tres años diciendo que lo dejo y ahí estoy, así que ya no voy a decir nada. Ahora me encuentro bien, pero en el momento que vea que me estoy arrastrando o que veo que no aporto nada, seré el primero en apartarme. En este momento, siento que aporto algo y además la gente cuenta conmigo, por eso sigo, pero el día que no sea así seré el primero en decir: ‘hasta luego, Lucas’.

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