Estela Carrera. Portera del Conservas Orbe Rubensa Porriño

Estela Carrera: “Dejé de estudiar a los 18 años y creo que fue un error, mi vida era el balonmano”

Estela Carrera acudió al set de Atlántico tras ganar el derbi.
photo_camera Estela Carrera acudió al set de Atlántico tras ganar el derbi.

Estela Carrera  (Elda -Alicante-, 31 años) resultó clave en la victoria del Conservas Orbe Rubensa Porriño ante el Mecalia Guardés en el derbi gallego del sábado 26 de noviembre. En su segunda campaña en el club louriñés, vive un gran momento deportivo y personal.

¿Cómo vivió la victoria en el derbi?

Me felicitó bastante gente, más de la que esperaba. Al ser un partido contra el Guardés era especial porque es un equipo que va a ser parte de mi vida. Además, estaba la peña O Inferno, que es especial y siempre los he tenido a favor y ese día los tenía en contra. Aún así, lo intenté afrontar como un partido más.

Poco a poco, va parando más, ¿cómo se sintió? 

De las jugadoras con las que estuve en el Guardés solo quedan tres (África Sempere, Carla Gómez y Marisol Carratú). Estaba un poco nerviosa, pero en cuanto paré la primera, me dije: ya está, de aquí para arriba. Cuando encadenas varias paradas, te sientes más segura y eso es algo fundamental en la portería. Sobre todo me sentí bien en la segunda mitad, en la que el equipo también defendió mejor y, cuando sucede, todo es más sencillo. 

¿Trabajan diferentes opciones de defensa en función de la portera?

Es Isma Martínez el que gestiona el momento de cada una. Tanto cuando estoy yo, como Fátima Ayelén o Begoña Otero. Sí que, durante el partido, podemos condicionar un poco a buscar que lance la rival que más nos interese o que yo pueda sentirme más cómoda contra ella. Ante el Guardés, intentamos defender todo y, después, en función de cómo estuviesen ellas o nosotras, se vería. En este caso, prácticamente nos salió todo. Estuvimos muy correctas. 

Todas las jugadoras destacaron el buen ambiente que había en el derbi, ¿cómo lo valora? 

Fue una pasada. Creo que el club trabajó muchísimo y lo montó de una forma súper bonita. De por sí, el derbi ya es algo especial y, para mí, fue de los mejores que viví, tanto en la etapa de ahora del Porriño como en la del Guardés. Lo digo por la gente y el ambiente. Me encantó, ojalá fuera así cada sábado. A lo largo de la semana ya se nota, aunque es cierto que lo afrontamos como un partido más a nivel deportivo porque trabajamos lo que queremos hacer y buscamos puntuar para estar arriba.

Tras varios intentos, sí parece que este año el Porriño dio un salto de calidad. 

La verdad es que estamos muy bien. El haber mantenido el bloque creo que dio sus frutos después de tantos años. Y, además, vinieron cuatro jugadoras que sí que nos dieron un punto de calidad y que, junto a la continuidad, podemos dar ese pasito que se esperaba en temporadas anteriores. El grupo me encanta, somos un equipo que trabaja mucho y creo que estamos arriba porque lo merecemos. Incluso con la mala suerte de las lesiones, los resultados están llegando. Es cierto que tenemos la suerte de tener una base grande y vienen muchas jugadoras a ayudarnos en el día a día.

¿Le sorprendió  la cantera del club?

Sabía que tenía cantera, pero no sabía a qué escala. Y es muy grande y, sobre todo, muy bien trabajada. Lo gestionan muy bien.

Usted tiene 31 años y lleva mucho tiempo en División de Honor, ¿cómo se encuentra?

Estoy muy cómoda aquí en el Porriño y recuperé la confianza que en años anteriores no tenía. Me noto que estoy cómoda, que estoy a gusto y contenta. Al final, cuando las cosas salen, todo fluye.

¿Cómo recala en el Porriño?

Al terminar en el Málaga tuve un año muy malo. Venía de no estar bien y se juntó con la lesión de hombro y la pandemia. No llegamos a un acuerdo de continuidad y tenía claro que yo quería recalar en un equipo familiar, que la mayoría de los que he estado han sido así. Me puse en contacto con un representante y le dije que quería venirme al Porriño. Nos movimos hasta encajar las dos partes el acuerdo.

¿Cuándo decide dar el paso y acudir a un psicólogo?

Busqué un psicólogo deportivo porque era la parte que no estaba funcionando. A nivel personal, me encontraba bien, pero a la hora de entrenar y jugar, no me sentía yo. Entré en un bucle de que no confiaba en mí, que el balonmano ya no era para mí y que se me había acabado la suerte. Fue un cúmulo de pensamientos negativos que se acumularon. Al principio, intenté salir yo de ahí, pero no era capaz de gestionarlo y busqué ayuda profesional. Me dio unas pautas que me permitieron ir saliendo de esa situación y no volver a caer en ella. Al comienzo de la primera temporada en el Porriño (final de 2021), todavía estaba, pero lo terminé dejando. Ya me encontraba mejor y es algo que sé que lo tengo ahí. Lo que pasa es que ahora casi no tengo tiempo, pero sé que está ahí y puedo acudir a ellos si lo necesito.

Además, el puesto de portera en balonmano es muy específico. 

Siempre se lo comento a la gente. Una jugadora, si falla en defensa, lo puede suplir en ataque o viceversa. Una portera, se te ve. Si paras, paras. Y si no, se nota. Puedes detener una bola muy difícil y tiene su mérito, pero si te meten una que deberías coger, también se nota. Y, después, mientras las compañeras atacan tú estás dándole vueltas al balón que te han metido.

Y con la influencia de que, en su deporte, el portero tiene una importancia muy alta en los resultados.  

Está demostrado que es muy importante. Y ahí no se puede poner cualquiera. En otras posiciones, puede lesionarse una jugadora y situar a otra. Y, después, ya se evalúa si se le da el balón para lanzar o no. En la portería, todo lo que tiren lo tienes que intentar parar. Por eso, tener una portería completa y que rinda es muy importante. Si después, el equipo defiende, como este año, todo es más sencillo.

Tiene 31 años y volvió a estudiar ahora. 

Nunca es tarde. Desde que salí de casa, a los 18 años, mi vida se basaba en jugar al balonmano. Creo que es un error que cometí. Lo elegí así y no me arrepiento porque lo que he vivido nadie me lo quita. Sí es cierto que ya tengo una edad en la que el balonmano se va a terminar y tengo que pensar en algo más. Hasta el momento, no había encontrado nada que me hubiera llamado la atención para dedicarme a ello. Hace un par de años hice la prueba de acceso a la universidad para psicología. El problema es que en Galicia tenía que ir a Santiago y me metía  distancia. Lo que sucedió es que una persona que lleva quince años sin estudiar y empezar a distancia… Empecé a distancia y lo dejé también a distancia. Sí que me planteé buscar algo presencial, que tuviera la exigencia de ir todos los días y estoy con un ciclo superior de técnico de rayos. Estoy muy contenta y me permite tener la cabeza despejada del balonmano. Tenía a una amiga que me contaba sus experiencias y es algo que me gusta. Además, es un puesto que hay poca demanda y bastante oferta. A la hora de una salida laboral, puede ser más sencillo encontrar un trabajo que en una rama en la que hay mucha gente. 

¿Se ve retirada en un plazo corto? 

No lo sé. Yo también me hago esa pregunta. Hay días que me duele todo, me levanto y digo: hasta aquí. Y hay otros que veo a Silvia Navarro, que ahí sigue con 42 años. Depende del día. Algunos pienso que deseo estabilizar más mi vida y otros en los que creo que todavía no estoy para dejarlo porque me gusta mucho lo que hago y lo que siento. Partidos como el derbi gallego ayudan a seguir.

Y el club fomenta el estudio. 

Una de las cosas por las que vine al Porriño es por eso. Sabía que el club me permitía estudiar y lo promociona. Aproveché la oportunidad de que apuestan por eso y vi que era el momento de estudiar. Y tengo a muchas compañeras jóvenes que son veteranas estudiando, que nunca lo dejaron y sí que pido consejo alguna vez.

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