Entrenador vigués del Granada

Diego Martínez: "No dudo de que el Celta conseguirá su objetivo"

El técnico vigués golpea un balón en una sesión de entrenamiento con su Granada, la revelación de la Liga.
photo_camera El técnico vigués golpea un balón en una sesión de entrenamiento con su Granada, la revelación de la Liga.
Pedía Diego Martínez (Vigo, 1980) en una charla anterior, cuando era líder de Primera División, que se le llamase también cuando las cosas le fueran mal. Lo pone difícil.

En algo más de un año, ha logrado con su Granada un ascenso, la mejor primera vuelta de la historia del club y una ilusionante semifinal de Copa frente al Athletic Club, al que debe remontar un 1-0 en una semana. Pero, sobre todo, ha armado un equipo reconocible y reconocido. El sábado se medirá al Celta -su Celta-, para el que tiene palabras de elogio. Y, como siempre, descuelga el teléfono con la mejor predisposición y naturalidad para hablar de todo, con la sonrisa y la palabra 'equipo' permanentemente en la boca.

¿Qué se siente al ser el entrenador del mejor Granada de la historia a estas alturas de campeonato? 
Muy feliz por el equipo, por el staff y por todos los que formamos la familia granadinista. Es un éxito de todos. Espero que sigamos sumando puntos y manteniendo la línea de rendimiento y exigencia. Para disfrutarlo, pero también para seguir mejorando.

Nunca le han remontado, siempre que hace portería a cero, gana y siempre que mete primero, gana.
No lo digas muy alto, que luego estas cosas no duran mucho -ríe-. Ojalá seamos capaces de seguir alimentando la estadística mucho tiempo, aunque nosotros no nos fijamos mucho en eso. Lo que queremos es dar nuestra mejor versión cada partido, intentar crecer, potenciarnos y aprovechar las características de los jugadores.

Y todo con la plantilla con menor valor de mercado de Primera.
Pues para mí es la mejor. Puede que no en lo económico, pero sí en cuanto a valor mental y afectivo. Los míos son los mejores del mundo.

 Un equipo.
Eso es. Todo lo enfocamos desde un punto de vista colectivo.

 ¿Cómo se transita desde un grupo de buenos jugadores hacia un equipo de fútbol?
Lo primero, tener buenos líderes en el vestuario. Después, tener unos valores claros, que todo el mundo respete y alimente cada día porque haciéndolo así, vamos a ser mejores. En los buenos y en los malos momentos. Y luego, cultivar todo esto. Esa forma de entrenar, de convivir, de competir hay que regarlo día a día. Es un trabajo de constancia y de perseverar. Depende del equipo técnico, pero sobre todo de los jugadores. Y ahí, los líderes son clave.

 Ahora que se va a medir al Celta, la impresión es que este se está acercando más a ser un equipo que un grupo de buenos jugadores.
No creo que antes fuese un mal equipo. La percepción externa está condicionada por la relación entre los resultados y las expectativas.

En el último mes han mejorado los resultados, pero sobre todo el juego, que está en línea ascendente.
El Celta siempre ha sido un buen equipo más allá de que el principio de temporada le ha condicionado. Últimamente se está viendo que tiene muchos argumentos. 

¿Suficientes para lograr el objetivo?
No tengo ninguna duda de ello.

Cuando define a su equipo, suele decir que es camaleónico. ¿Cuánto de la mejora del Celta pasa por ahí?
Creo que es cierto que Óscar le ha añadido matices y que en el último mes ha sido muy adaptativo a nivel colectivo. Pero luego hay algo fundamental, que es la confianza. Y esa te la da reforzarte con buenos resultados y buenas actuaciones, como en Valencia, aunque no consiguiera sumar. La confianza ayuda mucho a que el tremendo potencial de sus jugadores se ponga al servicio del equipo.

En ese potencial también está el aspecto individual. ¿Cómo se frena a Iago Aspas o a Rafinha?
Siempre desde lo colectivo. Todo lo planteamos así. Si nos quedásemos solo en ellos dos, tendríamos un problema. En el fútbol es muy importante cuidar los detalles. Sobre todo en Primera División y ante rivales de este nivel.

Un partido especial para usted.
Vamos a afrontar una semana muy bonita. Más allá del resultado, jugar contra el Celta y sus características va a deparar un partido muy bonito. Luego tenemos la semifinal. Eso en sí mismo es lo especial. Como equipo modesto, que viene de Segunda, poder competir estos encuentros es un éxito. Y así lo vamos a disfrutar. Cada partido de Primera División es muy especial.

Y ya que sale la Copa, ¿rotará el sábado pensando en ella?
-Se ríe-. La prioridad siempre es ganar el siguiente partido. Así que sacaremos el once que nos dé más garantías. Además, no suelo hacer alineaciones los miércoles (por ayer, mientras se ríe de nuevo).

Incidiendo más en la vuelta de la semifinal de Copa, imagino que habrá mucha ilusión por allí.
Muchísima. Después de 51 años y de generaciones que no han vivido nada de esto, el Granada está en una semifinal, ante un partido abierto y con todo por decidir. A nosotros nos toca poder ser protagonistas de algo así y ante un rival con una tradición copera impresionante como es el Athletic Club. Ilusión y felicidad, son las dos cosas que se palpan en la ciudad.

Como celtista, pienso en usted siguiendo esas dos semis consecutivas con Berizzo. ¿Se imaginaba ahí tres años después?
¡No, no, para nada! (ríe) Es algo que nunca se te pasa por la cabeza .
Seguramente, los mejores y peores recuerdos como aficionado del Celta están en la Copa del Rey.
Recuerdo nítidamente la primera final en Madrid con el Zaragoza. Estuve allí y la decepción fue tremenda con el penalti de Alejo. Y también me tocó vivir en el campo la de Sevilla. Nos adelantamos con un gol de Mostovoi y luego nos remontaron en un día de calor tremendo. Son recuerdos que dejan sabor amargo. Volver de Madrid en autobús, sin apenas dormir, e ir al colegio al día siguiente y pensar para mí '¿cuándo nos va a tocar otra vez?'.

Pues a usted ahora. Y desde dentro.
Quién se lo iba a decir aquel niño, que ahora puede vivir ahí dentro una semifinal. La vida es increíble. 

Y qué importante para que pasen estas cosas más a menudo es este nuevo formato de competición.
Sin duda. Es muy bueno. A partido único da muchas posibilidades. Sí que es cierto que habría que ajustar el tema de los campos de hierba sintética, porque no todos tienen la misma calidad. Pero está claro que es un acierto porque a un partido todo puede ocurrir en fútbol y abre mucho el abanico.

Decía usted que prefiere disfrutar del camino sin pensar en el destino. ¿Ha tenido la tentación de pensar que ese punto de llegada puede ser el primer título del Granada?
Me imagino hacer un gran entrenamiento mañana y poder ganarle al Celta. Todos tenemos ilusión por seguir avanzando en la competición, por seguir creciendo. Todos. Cualquier entrenador o futbolista, con lo que sueña es con ganar títulos. Es algo muy bonito. Me tocó vivirlo como entrenador del Juvenil del Sevilla con la Copa de Campeones, los ascensos, que para mí son como un título... Una cosa es esa ilusión y otra es que te quite energía en el día a día. Y eso a mí no me ocupa nada de tiempo. Solo centro todos mis recursos mentales en ganar el próximo partido. Y como así me ha ido bien hasta ahora, seguiré haciéndolo para que la cosa se mantenga igual. 

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