El equipo vigués abandonó la División de Honor tras jugar tres partidos del curso 71/72

La crisis acabó con el pionero Vulcano hace cuatro décadas

Una formación del Vulcano, el precursor del balonmano en Vigo y Galicia.
El día 30 de septiembre de 1971 se confirmaba la triste noticia que ya se venía barruntando desde, como poco, una semana antes: el Vulcano abandonaba la competición en la División de Honor del balonmano español y desaparecía.
Hace cuarenta años la razón de tal desastre deportivo fue una muy de moda cuatro decenios después: los problemas económicos.
De aquella, el equipo referencia del balonmano gallego sí salió a competir en la que era su tercera temporada consecutiva en la máxima categoría, tras el histórico ascenso del 11 de mayo de 1969. Pero sólo llegó a disputar tres partidos, el último de ellos una sufrida victoria en casa contra el Bidasoa en el pabellón de As Travesas.
A partir de ahí, se sucedieron los acontecimientos.

Narran las crónicas que al miércoles siguiente, el club le comunicó a la Federación Española que abandonaba la competición y se puso como excusa la sanción de por vida que le había sido impuesta a su delegado David. Sin embargo, éste fue sólo el primer paso pues en los días posteriores se sucedieron los acontecimientos, al no presentarse ya al choque previsto en la cancha del Sabadell, al dimitir la directiva y al producirse los intentos, que al final resultarían vanos, de la Federación Provincial de Pontevedra de encontrar una solución de última hora.

Las reuniones se sucedieron pero, finalmente, la retirada del apoyo económico de los astilleros Vulcano, germen de la entidad a finales de la década de los 50 (1958), provocó la desaparición del club vigués. Por entonces, este contratiempo dejaba a Vigo y a Galicia sin representante en División de Honor.

Hace cuarenta años, pues, el balonmano ya sufría de una condición parece que consustancial a su existencia: las escasez económica. Y aquella desaparición del Vulcano provocó el frenazo a una generación de jugadores que creó escuela, con los Sanjorge, Puskas, Ignacio Núñez –que después sería presidente del Real Club Celta de fútbol–, Moncho, Juan Luis o Arizaga, aunque algunos de ellos –por ejemplo, los tres últimos– proseguirían su carrera balonmanística en el por entonces incipiente Octavio.

Los sucesores

Teucro y Octavio tomaron el relevo en la máxima categoría
Tras la desaparición del Vulcano, Vigo tardó cuatro temporadas en volver a disfrutar de un equipo en División de Honor. El Octavio –fundado en 1966 en su versión femenina y en 1968 en la masculina– culminó por fin su escalada a la élite en 1975, cuando el Teucro pontevedrés ya llevaba dos años en ella. El Vulcano abrió el camino.

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