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En la vida hay mucho tipo de tesoros a conservar. Materiales, inmateriales, personales, culturales, gastronómicos y deportivos. Es el caso del Cangas. Es el caso de O Gatañal. El templo del balonmano masculino gallego es patrimonio de la Liga Asobal. Así debe ser. Y así será. Porque el equipo de Nacho Moyano apretó el botón de misión cumplida tras volver a ganar al Trops Málaga en el partido de vuelta de la promoción, que se salda con clara victoria a favor de la escuadra morracense (56-46), que volverá a jugar en la élite el próximo curso, dando continuidad a una década entre los mejores desde su último ascenso, en 2012.
Un desenlace previsto. Por los cuatro goles de renta que el conjunto azul se trajo de la Costa del Sol y por la manifiesta diferencia de nivel entre los dos equipos -las categorías están para algo-. Pero, sobre todo, por O Gatañal. Acceder al recinto tres cuartos de hora antes del arranque y comprobar que un alfiler tendría serios problemas para encontrar sitio convierte el reto alpino que tenía por delante la escuadra andaluza en un auténtico 8.000. Un K2 en el que Cangas y afición son uno. Descomunal. Como lo fue el estruendo que atronaba en la grada desde la presentación.
Poco importaron las dudas locales de salida. No tuvo mayor importancia que Javi Díaz no parase la primera bola hasta el minuto 10. Ni que Villamarín detuviese los tres lanzamientos de siete metros que le tiraron en la primera parte. Ni siquiera los tres goles de renta que llegó a tener Málaga en los compases inciales (3-6). 60 minutos en O Gatañal son ‘moi longos’.
Quedaba una eternidad, pero mejor evitar resurrecciones y posibles historias de épica malacitana. Y ante cualquier duda, el Cangas tiene una wikipedia con barba. Juan del Arco es una suerte de ‘Señor Lobo’ con camiseta azul. Soluciona problemas. De su pausa y su extraordinaria capacidad analítica en ataque aparecieron los huecos. Donde antes estaba oscuro, ahora lucía el sol. A partir de ahí, el 6:0 cangués se ajustó, llegaron las pérdidas visitantes y las carreras locales. Un parcial de 4-0 ponía las cosas en su sitio y ya nunca más se moverían de ahí por muchos tiempos muertos o modificaciones tácticas que propusiera Quino Soler.
Solo faltaba echarle el lazo al partido, a la eliminatoria y a la permanencia. Y el encargado de hacerlo fue Gerard Forns. El portero catalán relevó a Javi Díaz mediado el primer tiempo y el primer lanzamiento que sufrió se convirtió en parada. Y el segundo. Y el tercero. Así, progresivamente, hasta frenar a un Trops que ofreció un juego mucho más fluido que hace cuatro días en Málaga.
El Cangas se fue tres arriba al vestuario (16-13) y a la vuelta, surgieron nuevamente las dudas. Pero, esta vez, de forma más liviana y, sobre todo, más corta. Un par de pérdidas que propiciaron que el conjunto foráneo se pusiera a un tanto. Poco más. Un parcial de 5-1 gracias a un nuevo arreón confirmó que la diferencia de ritmo es más que notable entre Asobal y Plata. Fin del partido. Y aún quedaban 20 minutos.
Fueron de fiesta. Como cualquier otro instante en ese recinto. Pero más todavía. Moyano aprovechó para dar minutos a los Iribar, Vilanova, Aizen y Toth, mientras que el Málaga, guerrero hasta el momento, entregaba la cuchara. Luego llegó el bocinazo final, los abrazos, los gritos de liberación y la emoción. Todo el equipo volvió a ser presentado, hubo foto de familia, confesiones y complicidad. Cangas sigue en el cielo del balonmano español y O Gatañal es un bien de interés Asobal.
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