Periodista y escritora, Marta Robles (Madrid, 1963) es colaboradora habitual en diversos medios como “La Razón” o “Espejo público”. Con dos premios Antena de Oro (2000 y 2011) entre otras distinciones, publicó más de quince títulos, el último, “Pasiones carnales”, lo presentó ayer a distancia a los lectores de Atlántico.
“Pasiones carnales” es ficción, es novela, pero también es historia. ¿Cómo definiría su último libro?
Es un ensayo novelado, un género muy arriesgado, pero atractivo para el lector. La historia avala cada una de las afirmaciones. En los primeros siglos, descubro que la realidad se mezcla con la leyenda y que los hechos no se pueden probar, pero se lo dejo muy claro al lector, al igual que cuando estoy novelando.
¿Pueden ser tan definitivas las historias de alcoba para el destino de un país?
En realidad pongo más el foco en la relación entre el poder y el sexo, como éste trasciende en el comportamiento humano determinando emociones y pasiones y cómo estas inciden en un país.
Aborda los reyes de las coronas españolas desde Rodrigo a Alfonso XIII. ¿No quiso continuar hasta la actualidad?
No es una publicación periodística, ni informativa y lo sería si habló de la vida del Emérito o de Felipe VI. Se necesita perspectiva temporal, que pasen unos años para poder analizar la imagen global.
En los últimos siglos hubo dos reinas titulares. ¿Cuál era su comportamiento sexual?
La historia humana se basa en la desigualdad entre hombres y mujeres y solo hubo dos reinas titulares que, pese a serlo, estaban condicionadas a las atribuciones de las mujeres. Isabel la Católica, de no ser tan católica, sería feminista. Creía que las mujeres tenían las mismas capacidades que los hombres también para gobernar. Como su madre y su hija, Juana la Loca, no quiso asumir el comportamiento infiel de su marido, así lo expresó en un acto de rebeldía, pero fue una esposa abnegada. Isabel II cambió las formas por completo, hizo de la sexualidad lo que le dio la gana. Estábamos en otro tiempo. Entre las consortes destaca María Luisa de Parma (esposo de Carlos IV), que le dijo a su confesor que en sus 23 embarazos su marido no había tenido nada que ver.
¿Qué monarca tuvo una relación más sana con el sexo?
No sabría establecer cuál es l. No se puede valorar con la mentalidad de hoy. Yo cuento cómo era cada uno. No quiero juzgar, solo entender como las relaciones sexuales de los mandatarios redundan en la historia. La monarquía no es la que corrompe, es el poder absoluto.
“Pasiones carnales” es ficción, es novela, pero también es historia. ¿Cómo definiría su último libro?
Es un ensayo novelado, un género muy arriesgado, pero atractivo para el lector. La historia avala cada una de las afirmaciones. En los primeros siglos, descubro que la realidad se mezcla con la leyenda y que los hechos no se pueden probar, pero se lo dejo muy claro al lector, al igual que cuando estoy novelando.
¿Pueden ser tan definitivas las historias de alcoba para el destino de un país?
En realidad pongo más el foco en la relación entre el poder y el sexo, como éste trasciende en el comportamiento humano determinando emociones y pasiones y cómo estas inciden en un país.
Aborda los reyes de las coronas españolas desde Rodrigo a Alfonso XIII. ¿No quiso continuar hasta la actualidad?
No es una publicación periodística, ni informativa y lo sería si habló de la vida del Emérito o de Felipe VI. Se necesita perspectiva temporal, que pasen unos años para poder analizar la imagen global.
En los últimos siglos hubo dos reinas titulares. ¿Cuál era su comportamiento sexual?
La historia humana se basa en la desigualdad entre hombres y mujeres y solo hubo dos reinas titulares que, pese a serlo, estaban condicionadas a las atribuciones de las mujeres. Isabel la Católica, de no ser tan católica, sería feminista. Creía que las mujeres tenían las mismas capacidades que los hombres también para gobernar. Como su madre y su hija, Juana la Loca, no quiso asumir el comportamiento infiel de su marido, así lo expresó en un acto de rebeldía, pero fue una esposa abnegada. Isabel II cambió las formas por completo, hizo de la sexualidad lo que le dio la gana. Estábamos en otro tiempo. Entre las consortes destaca María Luisa de Parma (esposo de Carlos IV), que le dijo a su confesor que en sus 23 embarazos su marido no había tenido nada que ver.
¿Qué monarca tuvo una relación más sana con el sexo?
No sabría establecer cuál es l. No se puede valorar con la mentalidad de hoy. Yo cuento cómo era cada uno. No quiero juzgar, solo entender como las relaciones sexuales de los mandatarios redundan en la historia. La monarquía no es la que corrompe, es el poder absoluto.
