A Franqueira renueva su cita con la tradición

La imagen de la Virgen sobre un carro tirado por dos vacas, ayer, durante la procesión en A Franqueira en medio de los fieles.
photo_camera La imagen de la Virgen sobre un carro tirado por dos vacas, ayer, durante la procesión en A Franqueira en medio de los fieles.
Miles de fieles de toda la comarca demostraron su devoción a la Virgen en la multitudinaria romería

A Cañiza se levantó ayer para celebrar su gran día: la fiesta en honor a la Virgen de A Franqueira. El evento, que cada año reúne a miles de personas de Galicia y del norte de Portugal, es una de las romerías más multitudinarias del área de Vigo y de toda Galicia.

Los fieles empezaron a llegar al Santuario de Nuestra Señora de A Franqueira a primera hora de la mañana, muchos de ellos “ofreciéndose” a la Virgen mientras que otros llegaban para disfrutar de la comida y del ambiente festivo de la celebración. Lamentablemente, dado que la fiesta coincidió en un viernes (día laborable) y el inicio de la vendimia en el área, A Franqueira no se llenó tanto como en otras ediciones pasadas.

A pesar de ello esto no impidió que muchos asistentes acudieran a la cita, “señalada” en el calendario a lo largo del todo año. El tiempo, que en las últimas ediciones decidió no acompañar a la Virgen, se puso de su lado y ofreció una jornada soleada y calurosa para que los fieles pudiesen lucir sus mejores galas ante la Virgen.

 

 

El grueso de la festividad empezó a las 12 horas, con la misa solemne. El acto litúrgico, trasladado al exterior del templo, fue realizado por el obispo de la Diócesis Tui-Vigo, Luis Quinteiro Fiuza que fue seguida por la procesión liderada por los “bueyes” (que desde hace años han sido sustituidos por dos vacas de los vecinos de la parroquia).

La imagen de la Virgen de A Franqueira fue trasladada por los alrededores de la iglesia sobre un carro de bueyes, acompañada por el clamor de los fieles, pequeños y mayores, que la seguían poniendo la música, baile y pasión.

Una vez la procesión llegó a su destino, los fieles, las vacas y la imagen procedieron a ver as danzas en honor a la Virgen, realizadas por jóvenes de la zona. Acto seguido, y retomando otra de las grandes tradiciones de la festividad, los presentes pudieron ver la reinterpretación de la batalla entre el Moro y el Cristiano, que tanta polémica ha causado en el pasado.

La procesión con los “bueyes”, el momento más esperado

Tras toda una mañana bajo el sol, los protagonistas de la ceremonia, dos hermosas vacas rubias gallegas, acudieron a la entrada de la iglesia para cumplir su papel: tirar del carro que lleva la  Virgen de A Franqueira.

Cientos de fieles se arremolinaron alrededor de la pareja de animales, los cuales estaban elegantemente ataviados con sus vestimentas ceremoniales, para inmortalizar el momento donde se unían al carro de la Virgen. 

Cuando la excitación inicial amainó, los animales emprendieron su marcha, a un ritmo bajo, hacia el espacio donde se celebró la misa exterior. Una vez llegaron a la plaza, los guías ubicaron a la pareja de vacas y la imagen en el centro para empezar a observar las danzas en honor a la Virgen, que fueron seguidas por la interpretación del Moro y el Cristiano.

El moro y el cristiano, una pelea sin cuartel

Otra de las tradiciones, y uno de los momentos más aguardados por los fieles de esta Virgen, fue la representación de la lucha entre el Moro y el Cristiano. 

Cuando la explanada y los alrededores de la iglesia alcanzaron el aforo completo para aclamar a la Virgen, los asistentes pudieron presenciar junto a ella las evoluciones de las Danzas Blancas y, por encima de todo, esta lucha ancestral del Moro y el Cristiano.

Esta pelea sin cuartel es interpretada por una pareja de jóvenes de A Franqueira, estando uno de ellos pintado hasta arriba con pintura negra, que dieron lo mejor de si mismo para representar ese choque entre ambas religiones que tuvo lugar “hace tanto tiempo”. 

Cuando ambos hombres llegaron al final de su actuación recibieron su merecida recompensa. Todos los fieles presentes hicieron sonar miles de aplausos, los cuales llenaron el espacio próximo a la iglesia, para celebrar que la sangrienta batalla entre los protagonistas había llegado a su fin. Ahora, tras una jornada tan intensa, los seguidores de esta festividad deberán esperar un año para volver a ver esta interpretación de reconciliación que es única de A Franqueira.

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