Sólo mantuvo a un jugador en su puesto respecto al anterior once y con el debut de Manquillo y Allende iguala el récord céltico de futbolistas utilizados en 23 jornadas de Liga, 28
Los cambios en nombres y apuestas tácticas son como el vaso medio lleno o medio vacío. Si salen bien, son sinónimo de riqueza; si salen mal, de dudas y de desnorte. Rafa Benítez, tras décadas de carrera, lo sabe bien pero eso no impide que esté apostando por exprimir al máximo su catálogo táctico y por explotar la mayor parte de sus piezas. Eso sí, siempre con el estilo de fortaleza defensiva y contragolpe que defiende como el mejor camino hacia el triunfo.
Nadie, salvo los protagonistas, esperaba la apuesta del once en Pamplona. Especialmente porque apenas uno de los diez futbolistas de campo elegidos, el canterano Carlos Domínguez, repetía posición respecto al duelo de una semana antes ante el Girona. Jailson, Ristic, Manquillo y Beltrán ni estuvieron ante los catalanes. Mingueza pasó de lateral derecho a extremo -con matices-; Unai, de central diestro a libre; Tapia, de mediocentro a central diestro; De la Torre, de mediocentro a extremo -con matices-; y Larsen, de extremo -con matices- izquierdo a delantero centro. Eso sí, Vicente Guaita repitió como portero; y a muy buen nivel, por cierto.
Vista la primera parte en juego y el resultado final, la prueba resultó. Lo que no quiere ni mucho menos decir que se vaya a repetir igual ante el Getafe este domingo. Con los debuts en Pamplona de los dos últimos fichajes invernales, Manquillo y Allende, Benítez ha utilizado ya en 23 jornadas de Liga a 28 futbolistas, igualando así la cifra más alta de la historia del Celta, que se produjo en la campaña 2003/2004. Con la salvedad de que entonces, el equipo vigués jugaba Liga de Campeones.
