La lógica superioridad del Celta

El internacional marfileño Jo Bamba, uno de los jugadores destacados del Celta ayer, presiona al local Pablo Antas.
photo_camera El internacional marfileño Jo Bamba, uno de los jugadores destacados del Celta ayer, presiona al local Pablo Antas.
El Celta doblegó al Compostela en un partido en el que el equipo santiagués sólo aguantó diez minutos el ritmo

Día de trámite ante una formación de Segunda Federación como el Compostela. Uno de esos partidos amistosos por puro compromiso antes del inicio liguero en Primera División y para el que Rafa Benítez optó por equipos mixtos, con mezcla de titulares y suplentes en cada parte. Así probaba los recambios y evitaba lo que podría ser un exceso de relajación. La victoria llegó por rutina. 

Una de las incógnitas consistía en descubrir el nivel de oposición que podría ejercer el Compostela. El empuje local duró diez minutos. Hasta ahí logró contener el ataque vigués que, después, se adueñó del esférico para convertir el enfrentamiento en un monólogo celeste con pausas. Las interrupciones eran los momentos del juego en los que el equipo local conseguía tener el balón y avanzar algunos metros o, en su caso, sacar alguna falta para respirar y pisar campo vigués. No podía avanzar mucho más.

Así transcurrió la primera mitad. La sensación estaba en determinar el tiempo que tardaba el Celta en encontrar la ocasión para el gol y lo cierto es que tuvo problemas para alcanzarlo contra un Compostela replegado, con muchas ayudas y que se afanaba en la faceta defensiva. El duro trabajo del débil. 

Los balones largos para los desmarques entre centrales fueron la mejor solución que encontró el equipo vigués en ataque. El primero, de Fontán, lo desperdició Dotor. El segundo fue de Aidoo para Tapia, que se incorporó al área, controló bien y nada más. Y, en el tercero, llegó el tanto. En esta ocasión en un envío algo diferente de Bamba, el futbolista más activo. Desquició a medio Compostela con sus carreras por la banda y sus combinaciones. En una de ellas, realizó una especie de jugada inversa, en la que iba todo mal, hasta que lo cambió en un toque. Recibió en el área, no pudo desbordar y tras varios rechaces, se salió por la banda. Retrocedió el internacional marfileño y el conjunto santiagués montó la defensa. Parecía que la acción ya no tenía peligro y resultó eso: apariencia. 

Pase perfecto del internacional marfileño a la llegada de Iago Aspas entre centrales. Control de espaldas, vuelta y remate a un lado. Pareció fácil y sencillo porque lo realizó el moañés. Para otro jugador, sería de notable dificultad. El tanto plasmó lo que todo el mundo podía intuir, la victoria celeste estaba en camino y al descanso se limitó a un único tanto porque Pato Guillén sacó un buen remate de Paciencia. 

El intermedio conllevó un buen número de modificaciones en la formación céltica. Sólo quedaron sobre el césped Kevin Vázquez, que jugó todo el encuentro para conservar el estado físico de Mingueza, y Bamba, que tuvo unos minutos extra para probar a Luca de la Torre como segundo delantero antes de la entrada al campo de Gabri Veiga como acompañante de Strand Larsen.

Justo en esos instantes del americano como segundo delantero llegaron dos tantos vigueses que cerraron el enfrentamiento. El noruego se estrenó en dos minutos al aprovechar un mal pase de Fer Beltrán atrás. Larsen recuperó sobre Antas, avanzó y conectó el disparo pegado al palo.

Poco después, Miguel Rodríguez desbordó por banda y, sobre la línea de fondo, puso el pase atrás. Los defensas y Guillén pedían fuera y, mientras, Luca de la Torre empujaba a la red antes de llegarse al cuarto de hora del segundo acto. El Memorial Antonio Bermúdez estaba totalmente resuelto y quedaba por comprobar el número de goles que conseguía el Celta. 

Miguel Rodríguez se mostró muy interesado en elevar esa cifra de dianas al desbordar una y otra vez a Sálamo. El joven, un juvenil de primer año, estuvo totalmente superado y el redondelano aprovechó la vía de agua. Asistió a Larsen y sacó el remate Guillén con una mano prodigiosa. Después remató flojo tras el regate y, en la última, golpeó fuerte, pero encontró un oponente. E igual le sucedió a Larsen y a Gabri Veiga.

Sería una de las últimas llegadas del encuentro que, poco a poco, se encaminaba hacia el final con la victoria cómoda del equipo vigués. Nuevo partido y, otra vez, sin encajar ningún gol. El credo futbolístico de Rafa Benítez se instala en el Celta con éxito. La fórmula de no recibir tantos funcionó a lo largo del verano y ayer, ante un equipo de Segunda Federación, también tuvo la oportunidad de jugar muchos minutos con la posesión del esférico. Probablemente, el único aspecto en el que el conjunto olívico presenta más dudas. 

A partir de ahí, el Celta aprovechó las ocasiones en otros encuentros y ayer solventó el trámite para cerrar ese fútbol de verano. La pretemporada es historia y el domingo comenzará la realidad, la competición oficial con el duelo, ante Osasuna en Balaídos. Y ahí, sólo ahí, se comprobará si todas las buenas sensaciones y los resultados positivos son una realidad o un espejismo veraniego. Queda poco para averiguarlo.

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