Iván Villar nunca había parado tanto con el primer equipo del Celta como el pasado jueves ante el Alavés en Balaídos. La buena actuación del meta canterano evitó la derrota del conjunto vigués, cumpliendo una de esas premisas que se le exigen desde hace tiempo para poner en duda su rendimiento: dio puntos a su equipo. La estadística resalta que el de Aldán realizó ocho paradas en el duelo entre semana, su mejor marca. Pero es que además de lo cuantotativo, también resultó clave en lo cualitativo, con intervenciones salvadoras y apenas sólo un error en una acción hacia el final del partido.
En concreto, Iván Villar recibió 9 disparos del Alavés entre los tres palos y fue capaz de repeler 8 de ellos. Es decir, un 88,9% que también es el mejor porcentaje de su carrera en el primer equipo. En sus intervenciones mostró la que es su gran virtud, los reflejos entre palos. Especialmente meritorias fueron sus respuestas al cabezazo de Rubbech justo antes del descanso y a la falta directa lanzada por Hagi mediada la segunda mitad. Pero éstas fueron sólo dos de un repertorio en el que también mostró su buen posicionamiento en lanzamientos desde fuera o el borde del área y su capacidad para aguantar de pie ocupando espacio cuando los rivales apuran su entrada en el área.
El buen rendimiento del guardameta cangués está siendo una de las mejores noticias de este arranque de temporada. El canterano ha sabido aislarse de las dudas de buena parte del entorno y de las mostradas por club y entrenador al contratar a Vicente Guaita, quien acumula encuentros como suplente al igual que Agustín Marchesín. El trabajo de Iván Villar lo mantiene por el momento en la titularidad, a la espera de la decisión que tome Rafa Benítez, técnico celeste, a medio plazo. Por el momento, la duda ofende.
Con el del jueves, Villar lleva 26 partidos seguidos en la portería celeste. En total, suma 56 con el primer equipo del Celta, 52 de ellos de Liga. La continuidad se da por hecha.
