Fin de fiesta con invasión

El espectacular ambiente vivido en Balaídos terminó con la entrada al campo de unos 200 aficionados célticos que fueron dispersados por una carga de varios policías nacionales

Publicado: 27 mar 2022 - 23:54 Actualizado: 28 mar 2022 - 00:27

Tras el pitido final del árbitro y mientras la tangana entre los futbolistas terminaba, unos 200 espectadores saltaron al césped.
Tras el pitido final del árbitro y mientras la tangana entre los futbolistas terminaba, unos 200 espectadores saltaron al césped.

Todo transcurría dentro de la normalidad que puede haber en que uno de los grandes de Galicia se enfrente al filial del otro. Chanzas, cánticos y chascarrillos varios entre los 8.500 aficionados celestes que nutrían las gradas de Balaídos y los 600 deportivistas alojados en el sector derecho de Río Alto. Alguna salida de tono -nada serio- y las clásicas alusiones peyorativas a las ciudades -qué culpa tendrán-. Los ánimos se caldearon bastante cuando el Deportivo no devolvió la pelota después de que atendieran a uno de los lesionados del Celta B. Pero poco más. Sin embargo, todo saltó por los aires tras el pitido final, seis minutos después del golazo de Javi Gómez. De repente, el césped estaba lleno de gente.

Todo sucedió muy rápido. Cuando la tangana que los futbolistas montaron al acabar el choque empezaba a disiparse, diez, treinta, ochenta aficionados se colaron en el terreno de juego. Tras ellos, varias decenas más empezaron a correr por el verde hasta el córner que unía la demolida grada de Marcador con la de Río. Allí, frente a los aficionados deportivistas, unos 200 seguidores célticos comenzaron a bailar al ritmo de ‘Freed from desire’ de Gala. Es decir, al ritmo de la popular ‘Aspas on fire’ que la grada de Balaídos entona tras cada gol del fenómeno de Moaña. La respuesta, botellas de agua llenas y algún objeto más por el aire sin desgracias que lamentar.

El baile se acabó pronto. Varios antidisturbios amagaron con cargar y, salvo una joven que se llevó un porrazo, el resto de los invasores de campo se disolvieron a la misma velocidad a la que entraron.

Fue un final deslucido para una extensión de la fiesta de la Reconquista con ambiente lúdico en Balaídos. Tanto que incluso el estadio entero coreró ‘oé, oé, oé’ cuando Quiles empató para el Deportivo.

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