La fallida gestión de Luís Campos

El Celta confirmó el pasado sábado la rescisión del contrato con Luís Campos, el asesor externo de la dirección deportiva del club que estaba llamado a ser el arquitecto de la plantilla celeste durante varias temporadas y que, sólo 21 meses después de firmar su acuerdo con la entidad celeste, se ha ido dejando una gestión fallida en lo deportivo, aunque no tanto en lo económico.

El empresario portugués, que trabajaba para el poderoso PSG francés al mismo tiempo que lo hacía para el Celta, gastó más 55 millones -incluidos los 7 que se pagarán por Unai Núñez al final de la actual campaña- en la incorporación de 19 jugadores en las tres ventanas de mercado en las que participó -dos de verano y una de invierno- y el resultado ha sido una salvación en la última jornada el curso pasado y cerrar este 2023 en zona de descenso.

Además, tampoco logró estabilizar el siempre inquieto banquillo céltico, por el que han pasado tres entrenadores en estos 21 meses: empezó con el argentino Eduardo ‘Chacho’ Coudet, siguió con el luso Carlos Carvalhal y el pasado verano fichó a Rafa Benítez, que todavía sigue en el cargo pese a los pésimos resultados obtenidos.

Con Luís Campos, el anterior presidente del Celta, Carlos Mourinho, pretendía establecer un nuevo modelo para afrontar los mercados, que consistía en incorporar a futbolistas jóvenes con proyección para que se revalorizaran en el equipo vigués y venderlos a un precio superior más adelante. Sin embargo, las dos grandes ventas que se llevaron a cabo durante su gestión fueron de dos canteranos: Brais Méndez, que se fue a la Real Sociedad por 14 millones de euros, y Gabri Veiga, traspasado al Al-Ahli saudí por 30,6 milloness. En total, el club desembolsó 55,7 millones e ingresó cerca de 70.

En su primer mercado, en el verano de 2022, el Celta fichó al sueco Williot Swedberg (5,5 millones de euros), el estadounidense Luca de la Torre (1,8), el argentino Agustín Marchesín (1), el portugués Gonçalo Paciencia (700.000), Julen Lobete (1) y el que fue la gran apuesta de aquel verano, el noruego Jorgen Strand Larsen, por el que pagó 12 millones de euros al Groningen neerlandés. Además, Óscar Mingueza llegó con la carta de libertad y Unai Núñez, Carles Pérez y Óscar Rodríguez, cedidos. Posteriormente, en invierno, el club vigués enroló a Seferovic y a Diego Alves, aunque sin necesidad de inversión, ya que el primero fue cedido por el Benfica y el segundo estaba libre tras rescindir su contrato con el Flamengo.

El pasado verano, el Celta gastó más de 33 millones de euros en fichajes con el delantero griego Tasos Douvikas como mayor compra, unos 12 millones. Además, incorporó a Manu Sánchez dentro de la operación de venta de Javi Galán al Atlético de Madrid, y fichó a Carles Pérez (5,5 millones), el sueco Carl Starfelt (5), el canterano del Real Madrid Carlos Dotor (3) y el lateral izquierdo serbio Mihailo Ristic (1,5). Los otros dos futbolistas que aterrizaron en Vigo ese verano, el marfileño Jonathan Bamba y el guardameta valenciano Vicente Guaita, no supusieron desembolso alguno para la entidad celeste.

Además de vender a Galán al Atlético por unos 15 millones, el Celta traspasó a Brais Méndez, por 14, y a Gabri Veiga, por 30,6, según se recogió en la memoria presentada en la última asamblea.

Todos estos movimientos no han servido para que el Celta haya tenido unas campañas tranquilas en Primera División y tampoco se ha conseguido el propósito de revalorizar a los jugadores. Williot Swedberg apenas ha contado para ninguno de los entrenadores que han pasado por el equipo vigués en estos meses; Strand Larsen mostró la pasada temporada una preocupante falta de gol, aunque en ésta es el máximo goleador del equipo; Douvikas no ha conseguido asentarse en el equipo titular, pese a marcar cuando se le han dado oportunidades; y Carles Pérez se encuentra lejos del jugador que convenció al club y a los aficionados cuando jugó como cedido.

En la pasada campaña, el equipo vigués se salvó con una victoria ante el Barcelona, ya campeón, en la última jornada de Liga. En la actual, ha terminado el año en puesto de descenso. Y el club ha roto con Luís Campos.