Con toda la frialdad y la calma posible. Así afronta Gabri Veiga el momento vital por el que atraviesa, con muchos de los grandes de Europa llamando a su puerta mientras él afronta la recta final de su primera temporada en la élite sin representante cerrado. Ya es conocido que el Celta da por hecha su marcha el próximo verano al saberse incapaz de competir en ficha con gigantes que, como poco, doblarían el mejor sueldo posible del porriñés en Vigo, que significaría igualarlo con Iago Aspas.
La nómina de equipos que ya se han mostrado dispuestos a afrontar la cláusula de rescisión de 40 millones de euros crece con el paso de los días. O bien a la puerta del club o bien a la del propio jugador se han acercado ya cinco clubes de la élite económica y deportiva de la Premier y dos de la Serie A. De las islas pretenden al canterano celeste Manchester City, Manchester United, Tottenham, Livepool y Newcastle. De la Península Itálica esperan por él los dos contendientes de la eliminatoria de cuartos de final de la Liga de Campeones iniciada ayer: Nápoles y Milan. Y la lista será más amplia, con toda seguridad.
De ahí que el entorno del futbolista, incluido el Celta, apuesten por darle toda la tranquilidad posible. Con inteligencia, el joven jugador está dando tiempo al tiempo sin dejarse llevar por la vorágine de noticias que está generando su rendimiento dentro del campo y su prometedor futuro. Esta misma semana, de hecho, regresará al equipo tras haber cumplido su primer ciclo de amarillas en Primera División. “Esperábamos que iba a ser lo que está siendo, pero no tan pronto. Se han dado las circunstancias. Los entrenadores han sido valientes, lo han sabido poner en su sitio y en su momento. Y él ha apotado sus ganas de aprender, su inocente ambición, y se ha ganado el día a día”, analiza Juan Carlos Calero, el hombre de la dirección deportiva externa celeste en Vigo.
El responsable celeste alaba la capacidad del jugador para no perder la perspectiva y seguir concentrado en el juego jornada tras jornada. “Mantiene la cabeza fría en estos momentos con todo el bombo que tiene alrededor. Nunca ha perdido la perspectiva. Se siente importante dentro del Celta pero no tanto como en el exterior todo el mundo lo sitúa”, relata Calero con cierta admiración.
Mientras, en Príncipe se insiste en que no hay perspectiva de negociación alguna y que lo más probable es que el club que llegue a un acuerdo con Gabri pague la cláusula y listo. De ahí que no pueda plantearse, desde su posición, la posibilidad de tenerlo al menos una temporada cedido en Vigo por su equipo de destino. Si todo se produce como prevén, dispondrán de 40 millones de este traspaso pero sin que tenga un reflejo directo en el límite salarial que concederá la Liga para maniobrar en el mercado el próximo verano. Para el incremento de éste, se calcula la media de las ventas de las tres temporadas más recientes.
La renovación de Miguel Rodríguez se da por hecha
No está hecha, pero casi. La renovación de Miguel Rodríguez en el Celta está muy próxima, gartantizándose así el club que dispondrá de uno de los productos de su canterano más prometedores a futuro. Eso sí, marcando los tiempos y elevando la exigencia con los jugadores propios para la firma de la mejoría del contrato.
No hay duda en ninguna estancia del club sobre las posibilidades del redondelano, que esta temporada está dando muestra de madurez futbolística dentro del campo. Está abierta incluso la opción de que el ariete tenga ya ficha del primer equipo la próxima temporada, circunstancia a la que están abiertos en Príncipe pero que debe contar con el aval decidido de Luís Campos y de Carlos Carvalhal. En cualquier caso, la sintonía entre las dos partes es total, dado que el jugador siempre ha mostrado su predisposición a alcanzar el fútbol profesional y asentarse en él vestido de celeste.
El gol logrado la pasada jornada en el campo del Sevilla, que ponía el 1-2 y abría la puerta al empate final, ha llamado la atención sobre Miguel. Pero de lo que más satisfechos están en el club es de su rendimiento en las dos últimas temporadas en el filial. En él aún debe apurar un curso que puede acabar con la pelea por el ascenso a Segunda División.
