Uno de los fichajes del pasado verano, que pasó un tanto desapercibido por haber jugado ya de celeste la pasada campaña como cedido, fue Carles Pérez. Un futbolista que acabó siendo clave la anterior temporada en los mejores momentos de juego del equipo por su verticalidad y su capacidad de desequilibrio. De hecho, este curso lo inició como titular ante Osasuna, pero una lesión lo ha tenido fuera desde entonces y ahora, no parece sencillo encontrarle sitio.
La razón principal es el cambio de sistema que se produjo ya desde el descanso de la segunda jornada, pasando a una defensa de tres centrales con dos carrileros, completada con dos mediocentros y con tres atacantes, dos de ellos sacrificados cuando no hay posesión para cubrir las bandas de un 5-4-1. Jonathan Bamba, fijo en la izquierda, y Jorgen Strand Larsen, clave para el juego en largo por su estatura y capacidad para bajar el balón, cumplen estos roles. Carles Pérez podría adaptarse al despligue por la derecha, pero nunca a ser un nueve de referencia.
En el centro del campo, Rafa Benítez, técnico celeste, gusta del doble mediocentro como medida de seguridad. Fran Beltrán y Luca de la Torre suelen ocupar estos lugares que no se adaptan a las características de Carles Pérez, quien necesita de la banda como punto de partida.
Óscar Mingueza, compañero del extremo en la canterano del Barcelona, señalaba ayer que ya ve a su compañero recuperado, tras ser convocado por no jugar contra el Mallorca. “Ya está entrenando perfecto con el equipo. Nos conocemos desde Barcelona y nos basta una mirada o pocas palabras para entendernos bien. Nos puede aportar mucho”, dijo. La cuestión es que de no regresar al sistema 4-4-2, será complicado verlos juntos por la banda. Por lo tanto, Carles apunta a recursos desde el banquillo hasta que el equipo madure el cambio de dibujo.