El caso de Santi Mina resulta extraordinariamente complejo por todos los aspectos que influyen sobre él. La condena -en primera instancia- por abuso sexual le hace estar apartado del primer equipo del Celta y no jugará esta temporada, pero seguirá en la disciplina de la entidad hasta, como mínimo, haya una sentencia firme. Por lo tanto, el equipo vigués le busca una salida con urgencia para evitar un salario alto, al que es preciso añadir las amortizaciones para el límite salarial.
En la actualidad, el jugador dispone de una propuesta en firme del Al Shabab saudí, que disputó el Memorial Quinocho el pasado sábado en Balaídos. El conjunto lo dirige el español Vicente Moreno y debe ser el jugador el que decida, pero en ello interfieren varios factores. Pendiente del recurso presentado, una marcha del equipo vigués sería irreversible, mientras que permanecer le podría permitir volver al equipo si prospera su recurso ante el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía. Eso sí, este fallo carece de fecha marcada.
Otro aspecto clave es que, con una sentencia de cuatro años de prisión, la parte demandante está pendiente de cualquier posible movimiento del delantero vigués. Irse a Arabía Saudí sería, prácticamente, desaparecer del mapa. Y de hecho, la defensa tiene claro que en caso de un traspaso de este calibre, reactivará la solicitud de entrada en prisión por el aumento exponencial de riesgo de fuga. Que, en caso de producirse, sería otra losa enorme sobre la ya maltrecha imagen de Santi Mina. Movimientos que se escapan a lo deportivo y ya entra el derecho. Moverse de Vigo parece difícil para Mina.
