Claudio, en el horizonte

Claudio celebra un gol con el Porriño en su última temporada en activo (2018/19); a la izquieda, dirigiendo al Celta B este curso.
photo_camera Claudio celebra un gol con el Porriño en su última temporada en activo (2018/19); a la izquieda, dirigiendo al Celta B este curso.
La labor del porriñés en el filial hace concebir esperanzas de tener un técnico de casa en el primer equipo

Nada de presión pero sí una ilusión. La que provoca Claudio Giráldez (Porriño, 1988) y su feliz desempeño al frente del Celta B. El porriñés está mostrando destreza táctica y psicológica para gestionar un vestuario en el que nadie se siente excluido mientras los resultados van apareciendo. En el estreno del propio técnico y de muchos de sus jugadores en una categoría de la exigencia de Primera Federación, el grupo funciona mientras trabaja sin problema alguno de la mano del primer equipo.

El anhelo de tener un entrenador de la casa viene de antiguo. Una cantera no acaba de consagrarse hasta que uno de sus técnicos es capaz de subir todos los peldaños de la escalera hasta el primer equipo. Una circunstancia que en Vigo no se ha producido desde que la cantera funciona como tal. Se intentó con David de Dios, que venía avalado de un gran trabajo con el equipo juvenil, pero su salto a Segunda B no fructificó en su momento. Al menos, no con la contundencia que lo está haciendo Giráldez.

El actual técnico fue, en su día, un gran proyecto de futbolista en las canteras del Real Madrid y del Atlético de Madrid. Pero su cabeza ya funcionaba mejor que sus piernas por entonces y con 21 años se decidió a regresar a casa. Aún se mantuvo a nivel de Segunda B un lustro más entre Pontevedra, Ourense y Coruxo. De paso, cursaba las licenciaturas de Ciencia de la Actividad Física y del Deporte y Periodismo para cerrar su carrera como futbolista en el equipo de su pueblo, el Porriño Industrial. Cuatro años en Preferente, con un último curso en Tercera de despedida con descenso.

El Giráldez entrenador ya descartó entonces al jugador. En Porriño ya había llevado a los equipos cadete y juvenil, además de ser coordinador, y, tras retirarse en verano de 2019, comenzó a ejecer en el Celta. Cadete B y cadete A siempre con visos de crecer, como demostró con su paso por el Gran Peña en la campaña 20/21, que debió acabar en ascenso de no ser por los problemas derivados de la pandemia, simultaneándolo con el juvenil B celeste.

Cuando Jorge Cuesta salió del juvenil A, Giráldez asumió el mando. Y, tras una gran campaña, fue la apuesta del club para el filial. En Príncipe gusta.

Ejemplos vascos: Valverde y Alguacil

En la actual Primera División hay dos ejemplos meridianos de entrenadores formados en las categorías base de un club que ahora llevan al primer equipo. Se trata de Ernesto Valverde en el Athletic Club y de Imanol Alguacil en la Real Sociedad. La diferencia de ambos con Claudio Giráldez, si éste alcanza tales tesituras, es que también fueron jugadores en su día de los primeros equipos de ambas entidades.

Ese sambenito de no haber sido futbolista del Celta ni tampoco profesional y de, por lo tanto, no haberse manejado en un vestuario de élite será uno de los obstáculos con los que tendrá que lidiar el porriñés. Sea como sea, tanto Valverde en su día como Alguacil después, pasaron por varios de los equipos de base de Athletic y Real, respectivamente, antes de disponer de su oportunidad en Primera. Los dos la han aprovechado con buena nota.

Félix Carnero, el precedente

Lo más parecido a un entrenador formado en el propio Celta que haya llegado al primer equipo es Félix Carnero. Este vigués colgaba las botas en el año 1979 para integrarse en el cuerpo técnico existente de aquella en la entidad. Dirigió al Gran Peña Celtista y ejerció de segundo de Milorad Pavic hasta que en el campaña 83/84 cogió el primer equipo tras la salida de Luis Cid ‘Carriega’.

Al año siguiente, logró el ascenso a Primera, pero no terminó la campaña del regreso a la élite en el cargo.  Entrenó después a equipos como Arosa o Lugo antes de ser director deportivo del Celta durante la presidencia de Horacio Gómez y en el arranque de la de Carlos Mouriño.

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