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La familia de Marta se había juntado para celebrar una de sus muchas comidas familiares en la casa de Marta. Todos aportaban algo y se dieron cuenta que faltaba el postre. Marta y una de sus hermana salieron y encontraron una pastelería para completar la comida. Yendo para su casa encontraron en un parque unos niños con un aspecto sospechosos de necesidades, se acercaron a ellos y le preguntaron si habían comido, ellos le dijeron que no habían ni iban a comer. Marta y su hermana, no dudaron, les dieron sus pasteles.
Alguien pensará que como en su familia había de todo, el gesto no tiene mérito y lo puede hacer cualquiera. Claro cualquiera puede hacerlo, como cualquiera puede levantarse a las 7 de la mañana para llegar al Centro de Cáritas en Vigo e intentar conseguir comida, ropa… y hasta dinero para poder completar las mínimas necesidades de mucha gente. Eso también lo puede hacer cualquiera. Como cualquiera después de comer volvía a su segunda casa que era Cáritas y completar una tarde en búsqueda de más comida, más ropa, más dinero,… porque mañana seguía existiendo, y mañana no había para comer ni para las mínimas necesidades en muchísimas personas y familias de nuestro entorno. Claro, eso también lo puede hacer cualquiera. Pero, ¿cuántos cualquiera lo hacemos?

Gracias Marta por tu ejemplo, gracias por tu presencia en muchas actividades que realizamos por tener unos hijos mejores, gracias Marta por tu ejemplo.

Es una suerte que una familia tenga una hija y una hermana como tú, por eso yo les doy la enhorabuena por haberte tenido más tiempo y más cerca y mi enhorabuena a Javier por haber compartido 38 años con ella y a vuestros hijos., por tener su ejemplo tan cerca.

No es día de tristeza, es una alegría que haya habido una persona como ella y una alegría para aquellos que la hemos conocido. Los que tenemos Fe y esperamos una vida eterna, esperamos encontrarla algún día y si no la encontramos, no será por culpa de ella, será por culpa nuestra.

Gracias Marta por todo.

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