Recuperan la puerta norte del castro de Santa Tegra

La puerta fue excavada entre los años 1910 y 1920 y permaneció allí un siglo hasta su reconstrucción.
photo_camera La puerta fue excavada entre los años 1910 y 1920 y permaneció allí un siglo hasta su reconstrucción.
La restauración permite conocer al visitante cómo era el acceso a los poblados castreños durante la Edad de Hierro 

La puerta norte del poblado de Santa Trega ya se encuentra reconstruida después de finalizar los trabajos que estaba llevando a cabo la empresa Terra Arqueos, dentro del proyecto Trega 2000+5 que lidera el CSIC a través del Instituto de Historia y con la colaboración del Ayuntamiento de A Guarda. “Son los primeros trabajos en los que se lleva a cabo la reconstrucción completa de la puerta de un poblado castreño. Desde ahora el visitante dispone de una imagen muy aproximada de cómo era el acceso a los castros durante la Edad del Hierro”, explicó Brais X. Currás, investigador del Instituto de Historia del CSIC. La puerta fue excavada entre los años 1910 y 1920 por la Sociedad Pro Monte guardesa con el asesoramiento del arqueólogo Ignacio Calvo. Años más tarde, Cayetano de Mergelina registró planimétricamente aquellos trabajos. 

“El dintel apareció caído in situ, al pie de la puerta. Ahí ha permanecido durante casi un siglo, esperando su restitución al lugar original. Las jambas de la puerta, en cambio, están desaparecidas, pero la solera conserva las marcas donde iban asentadas. La reconstrucción ha implicado una gran complejidad técnica. Los trabajos consistieron en la reconstrucción parcial de la muralla y la restitución del dintel. Para ello, se emplearon exclusivamente medios manuales, con la ayuda de cinchas de amarre y poleas, evitando utilizar maquinaria. Las jambas, que están perdidas, se sustituyeron por reproducciones y se colocaron en el lugar original”, explicó  Currás.

La puerta norte destaca dentro de la arqueología castreña por su excepcional conservación. Una larga escalera de piedra, flanqueada entre muros, asciende la ladera hasta la puerta que franquea el paso al interior del poblado. Todo un complejo diseño arquitectónico pensado para que quien entrase tuviese que atravesar este pasadizo y no pudiese ver el interior del poblado. El sistema de acceso tiene un importante componente escénico y ejerce un control físico sobre las personas que acceden al poblado. La muralla y la puerta son un símbolo de poder. Son la principal expresión de la comunidad que habita el castro y el modo en que se presentan hacia el exterior, hacia los otros castros. 

La importancia de los trabajos radica en que, por primera vez, el visitante dispone de una imagen muy aproximada de cómo era el acceso a los castros durante la Edad del Hierro.  Este proyecto se desarrolla en torno a tres ejes: recuperar y consolidar los sectores excavados entre 1910 y 1930; mantener de forma sostenida en el tiempo el conjunto de las estructuras expuestas al público; e investigar y profundizar en conocimiento arqueológico del Trega con la finalidad de crear nuevos contenidos para la divulgación y al incremento de la valorización del patrimonio.

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