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Hallan nuevos petroglifos en el monte guardés de Torroso

Cándido Verde señala uno de los petroglifos que descubrió en uno de sus paseos por el Torroso.
photo_camera Cándido Verde señala uno de los petroglifos que descubrió en uno de sus paseos por el Torroso.
El descubrimiento es de Cándido Verde, que ya encontró otros restos arqueológicos

 Cándido Verde Andrés es un hombre enamorado del paisaje y de la historia de Galicia y del norte portugués. Es fácil encontrarlo por los senderos de las montañas, disfrutando del verde de los pinos o dejando huellas de su caminar por las corredoiras. Escruta los peñascos como el águila otea el suelo desde las alturas para descubrir una presa. Lo que a veces el ojo inexperto no ve, Cándido Verde lo descubre tras un débil surco que a la caída de la tarde, cuando el sol ya declina, se convierte en una figura nítida gravada hace más de tres mil años, cuando el hombre del Bronce dejaba su impronta espiritual en un roquedo que aún pervive.

En su haber, estudiado después por arqueólogos, tiene mámoas, algún poblado, restos cerámicos y un buen número de petroglifos que pasaron a formar parte de la bibliografía gallega, aunque no siempre le hayan reconocido su contribución al conocimiento de nuestra prehistoria, negándole el honor del hallazgo. Cándido, que participó como voluntario en distintas excavaciones arqueológicas realizadas en A Guarda, como fueron las de A Forca y Bouzas, y fuera de su villa natal, tiene desde el pasado martes, 2 de junio, nuevos “motivos” de orgullo. En el monte Torroso, cerca del castro del Pico da Bandeira, descubrió un grupo de petroglifos en los que se insculturan círculos concéntricos, cuadriculados, "coviñas" y, posiblemente, algún molino tallado en la roca.
De los distintos motivos descubiertos destacan el ajedrezado, con un cuadriculado mayor, de 64 casillas, y cuadriculados menores adosados a este. La figura más hermosa es un grupo de tres concéntricos de cuyo centro sale un surco que, tras dividirse en dos, finalizan en otros círculos. Respecto a los posibles molinos, pueden observarse un conjunto de 5 pequeñas oquedades formadas por fricción. Serán los expertos quienes determinarán si estas oquedades se usaron para moler. 

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