El santuario de A Franqueira volvió a vivir ayer su jornada en honor a la natividad de la Virgen María con la asistencia de cientos de romeros que no se quisieron perder una de las fechas más importantes del calendario de las romerías más apreciadas de toda la provincia.
El día amanecía soleado, sin embargo, fue tornándose gris y dejó, aunque leves, algunas precipitaciones durante el día grande, a pesar de ello, sus fieles no dudaron en llenar el recinto, acompañar a la Virgen durante el acto religioso oficiado por el obispo, Luis Quinteiro y permanecer en los actos culturales que se tenían previstos para ayer.
De nuevo el carro de labranza tirado por bueyes, engalanado para la ocasión con mantos blancos y dorados, desfiló alrededor del centro de culto. Los animales tiraron otro año más de la imagen de la Virgen, que tuvo que cubrirse con un velo de plástico para no mojarse durante la andadura, siguiendo la asentada tradición que, a pesar del pequeño parón por el covid, se mantiene firme.
Como marca la tradición, se interpretaron las danzas en honor a la Virgen de la Franqueira, dos parejas de danzantes compuestas por cuatro niñas y cuatro niños bailaron bajo una carpa para no mojarse y entrechocaron sus ‘cucos’ o ‘paciños’ así como también entrelazaron las cintas de colores en un mastil central. Como también es costumbre se representó, la lucha entre el cristiano y el moro, una puesta en escena basada en la antigua leyenda recogida en el libro de Ramón Cabanillas,"Romaxes da Franqueira".
La festividad que ha tenido lugar durante los días 7,8 y 9 de septiembre se caracterizada por su gran número de eucaristías celebradas en honor a la virgen siendo el día de ayer el más destacable en el que se celebraron misas casi cada hora.
