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Baiona reivindica a su orfebre de la piedra Ángel "Vernet"

Almuiña junto a Esperanza y Laura, las dos hijas de Angelito.
photo_camera Almuiña junto a Esperanza y Laura, las dos hijas de Angelito.

El Concello distingue con el lazo de honra a título póstumo al escultor del monolito de la Arribada, pieza que cumple medio siglo. Su numerosa familia abarrota el salón de plenos. 

 

nnn Era ante todo un hombre bueno y generoso que siempre prefirió la etiqueta de cantero a la de escultor. Así recordó ayer Ana Rodríguez a su abuelo Ángel Fernández, más conocido en la villa como "Angelito Vernet", a quien el Concello de Baiona entregó en una emotiva ceremonia el lazo de honra a título póstumo, un alto reconocimiento reservado a las personas del mundo de las artes y de las letras que hayan dejado su huella en Baiona y que fue propuesto en este caso por la asociación pro-hermanamientos Cristobal García Sarmiento. La entrega de este lazo de honor pone el punto de partida a los actos de la Arribada, que hoy continúan con la inauguración del Museo de la Navegación.
    Angelito Vernet fue un maestro del cincel que esculpió, entre otras muchas cosas, el monolito de la Arribada situado en la plaza Pedro de Castro y que ahora cumple medio siglo, la capilla de Cristo Rey en A Ramallosa, el crucero del parque de las Mercedes, las carabelas del Hotel Tres Carabelas o decenas de panteones y escudos en la comarca e incluso para el centro social del Val Miñor en Buenos Aires. Precisamente, su nieta Ana Rodríguez lamentó que en internet mucha de sus piezas sean atribuidas a otros autores, por lo que plantea la necesidad de editar un libro que recoja su legado.
    Su extensísima obra es fruto de más de medio siglo de trabajo que acabó trágicamente a los 71 años, cuando el 3 de noviembre de 1981 fue atropello por un autobús junto a su nieto (horas después fallecería también su mujer, Carmen Vernet, al conocer la terrible noticia).
    La unión de Angelito, originario de A Ramallosa, y Carmen, nativa de Baiona, es el origen de una de las sagas familiares más numerosas de la villa gracias a sus seis hijos, 23 nietos, 45 bisnietos y 4 tataranietos. Prueba de ellos era el abarrotado salón de plenos del Concello de Baiona ayer, donde las dos únicas hijas que viven, Esperanza y Laura, recogieron emocionadas el lazo de honra de manos del alcalde, Jesús Vázquez Almuiña. 
    "Tenía don e inspiración y siempre le cogían trabajando. Nunca se quiso hacer rico, su matrimonio es un ejemplo positivo de gente que sabe salir adelante ante la adversidad y triunfar", señaló el regidor.
    María Iglesias, concejala de Cultura, fue la encargada de leer una pequeña biografía sobre Angelito. En ella se subrayó su carácter trabajador, porque aunque a los 17 años ya ejercía de cantero, no dudó en embarcarse cuando las circunstancias lo requirieron y, en cuanto pudo, regresó a su oficio original, su verdadera vocación. 
    El conocido como "orfebre de la piedra" no solo era admirado en la villa por su talento escultor, si no porque siempre estuvo muy involucrado en el municipio, así, tocaba el clarinete en la banda de música y llegó a ser directivo del Erizana. Pero sobre todo, el consistorio quiso reconocer ayer también su contribución a que Baiona se diese a conocer al mundo como puerto de llegada de la carabela Pinta,  prueba de ello es su realización del monolito de la Plaza Pedro Castro -donde ayer, después de la entrega del lazo de honra, se depositaron dos coronas de flores para conmemorar su cincuenta aniversario- y las tres carabelas que labró para el Hotel Tres Carabelas, perteneciente a su familia. 
    "Carmen y Angelito dieron a este mundo buenas personas y estamos muy orgullosos de pertenecer a esta familia", destacó su nieta antes de finalizar el discurso con el Padre Nuestro de los canteros en la jerga que dominaba el gran maestro "Vernet". n

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