Las estanterías de los supermercados japoneses se han quedado sin bolsas de patatas fritas con sabor a pizza –un asquito como otros sabores que se comercializan por ahí-, porque los tifones han arrasado las cosechas de patatas y el proteccionismo hacia los productos agrarios que vienen de fuera ha provocado el desabastecimiento del mercado. El precio de la bolsa se ha disparado un 1.250% en las páginas de subastas. Por el momento el Ministerio de Sanidad japonés no ha anunciado que se haya producido algún suicidio entre una población que no duda en quitarse la vida ante la mínima contrariedad. Pero la noticia ha servido también para saber que cuando aquí nos brean con liberalizaciones uno de los adalides del capitalismo oriental es sumamente restrictivo. Liberalicen y ya verán como no se quedan sin suministros.
