Opinión

Limpieza general

Tras el caso del máster de Cristina Cifuentes e informaciones conexas que afectan a otros dirigentes políticos y representantes de la ciudadanía convendría que todas las instituciones públicas sometieran las fichas de cada uno de ellos a una limpieza general, para que los currículos de quienes deben ser adalides de los comportamientos éticos se correspondan con la realidad y no haya másteres inconclusos ni licenciaturas inacabadas que inflen su ego. Representantes políticos hay y ha habido sin ningún tipo de estudios que saben más de política de lo que pueden aprender en una facultad, porque lo aprendieron en la universidad de la cárcel, de la calle y del compromiso con la ciudadanía. No tuvieron titulitis, ni falta que les hacía. Pero tienen y tenían decencia. Cada cargo público debiera mirar las fichas de donde trabaja para subsanar errores. El ‘mastergate’ de Cifuentes ha abierto un nuevo frente, como en su día ocurrió con la declaración de bienes. Y ¡ay! del que mienta.

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