Opinión

La Quinta República

La Quinta República de Francia es un invento del general de Gaulle para maquillar con esencias de democracia lo que en realidad era la toma del poder de un militar que se convertía, corriendo el año 1958, en el principal, primero y único responsable del Estado y del Gobierno en este país vecino nuestro que siempre se ha empeñado en darnos lecciones de libertad y buen gobierno. Entre De Gaulle y Franco había en verdad algunas diferencias –especialmente notorias en materia de altura porque el francés le sacaba más de treinta centímetros al español- pero cierto es también y aunque los franceses nunca quieran reflexionar al respecto, que existían entre ellos muchas afinidades. De Gaulle encargó a su equipo de sabios que redactara una Constitución muy apropiada para sus designios, y gobernó con todos los poderes el país que le había encumbrado como un héroe durante la guerra aunque cierto es que se la pasó arengando a los patriotas de la resistencia desde los micrófonos de su exilio en Inglaterra. Franco ni encargó constitución ni puñetas. Se las arregló para quedarse solo, le tomó el pelo al aspirante a rey Juan, ganó la guerra y se sentó en el trono hasta que la muerte nos separe. Pero, digamos de paso que, a pesar de todo, hay más similitudes entre Franco y De Gaulle que discrepancia. Que se sepa.
Hoy, la Quinta República vive momentos de zozobra y ha asistido no sin cierta perplejidad al paso del consejo ministerial más breve desde que aquel militar tan alto y tan narizotas se la sacó de manga como paso previo para imponer su santa voluntad. La Francia regida hoy por la curiosa bicefalia que ha promovido Hollande con la sana intención de salvarse no acaba de encajar y los ministros se le han subido a las barbas al premier Manuel Valls promoviendo una rebelión muy a la francesa con ilustrativos antecedentes en La Bastilla, a la que se ha opuesto una decapitación generalizada también muy francesa. Sin el gran Sansón esta vez, pero decapitación al fin al cabo. El último ejecutivo ha durado tres meses y es el tercero desde que hace dos años y medio los socialistas ganaron las generales. Cuesta creerlo, pero Merkel ha acudido a Santiago dispuesta a buscarse un nuevo amigo y formar un nuevo eje. Y da la impresión de que el Berlín-Madrid sustituye al París-Berlín. Quién lo hubiera dicho hace un año.

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