La maquinaria de propaganda de los separatistas catalanes es tan eficaz que las cargas policiales del pasado domingo, menos duras que las de cualquier democracia europea frente a tumultos parecidos, se presentan como una masacre que dejó 850 catalanes heridos.
Pero, “¿dónde están los heridos?” deben preguntarse los periodistas nacionales y extranjeros que divulgaron la cifra sin comprobarla en los hospitales, como se hace en casos así.
De los 850 sólo aparece uno. Los otros 849 no están en ninguna parte, pero todos siguen repitiendo ese número creado en laboratorios de los Goebbels del separatismo, el Hollywood catalán al que bautizaremos como Catallywood, derivado del Pallywood de las manipulaciones palestinas con muertos que estaban vivos.
Catallywood presenta imágenes de una anciana con la cabeza ensangrentada de kétchup, o de la mujer a la que los policías le habían roto los dedos de una mano “uno a uno”, y habían abusado sexualmente de ella, aunque se descubrió en unos vídeos que lo había inventado.
Claro que se veía a ancianos acometidos o trasladados a la fuerza por la policía nacional –como una seguidora de Otegui que presentaron como mártir-, o niños en peligro de ser arrollados por la guardia civil: los colocaban como escudos humanos para dar la imagen de brutalidad policial que el separatismo consiguió venderle al mundo.
Pero desde la veterana batasuna hasta la de los dedos falsamente rotos, concejal de ERT, en realidad nadie fue hospitalizado con excepción de un anciano que sufrió un infarto lejos de la policía y un herido por una pelota de goma.
Los Estudios Catallywood dirigidos por los Goebbels locales --¿Roures?--presentaron esta versión de “El Exorcista” con curas reales consagrando votos en una misa; y eso sí que es pecado.
