Contaba ayer el presidente del Puerto sobre su misión comercial que en esta ocasión tenían como idea principal la de vender Vigo como un destino en sí mismo y no sólo como un puerto para atracar. No le falta razón y hay bases para el optimismo: según las encuestas realizadas por las navieras, alrededor del 75 por ciento de los turistas que desembarcan en Vigo optan por quedarse en la ciudad y apenas una cuarta parte prefieren realizar una excursión, que en la mayoría de los casos suele recorrer el entorno de la Muy Leal y en menos ocasiones llegan hasta Santiago. No es malo que el puerto vigués sea el de Compostela, un destino turístico más que consolidado, pero la ciudad da para algo más. Aunque hay mucho que mejorar.
Uno, en la relación entre el centro y la principal playa urbana, una asignatura difícil de aprobar. La conexión desde Bouzas a pie no está terminada al no haber continuidad en el paseo marítimo por Alcabre. En cuanto a ir desde Coia a Samil, hoy resulta casi imposible por la avenida de Europa. La "milla verde" era un proyecto definitivo para acercar la playa todo el año, pero tampoco ha salido adelante. Así que el bulevar prometido será finalmente amplia acera y carril-bici, que es mucho mejor que nada, pero en absoluto lo mismo.
El otro lado del Vigo a mejorar lo descubre la encuesta del INE, que ha señalado O Calvario como un barrio marginal. ¿Lo es? No lo parece aunque resulta evidente que algunas de sus calles están por terminar y que hay más problemas que en otras partes del municipio, en parte por la propia estructura de su población. La diferencia en renta entre O Calvario y el resto de Vigo es un asunto que desde ahora mismo tendría que ser cuestión prioritaria.
