Opinión

Porto cabral, como el nuevo bernabéu

Jos Galán no es un cualquiera. Ningún arquitecto lo es por su doble función de técnicos cualificados y artistas, pero Galán tiene un plus como responsable de uno de los estudios punteros a nivel mundial. Entre sus encargos destaca la reforma integral del Santiago Bernabéu que por su magnitud e impacto deja a la de Balaídos convertida en una broma: el templo del Real Madrid necesitará unos 400 millones de euros, frente a los quizá algo más de 30 -en teoría, luego ya se verá- del vigués. Al parecer Florentino Pérez, propietario del campo como presidente del club, ya tiene la financiación: privada gracias a patrocinadores. En Vigo, donde el estadio es municipal y por tanto de todos los vigueses, todavía estamos en la fase de aportación del sector público.
Jos Galán es también el arquitecto elegido para desarrollar Porto Cabral -o como se acabe llamando cuando se pueda construir- lo que confirma que la empresa promotora está dispuesta no sólo a hacer una gran inversión en la ciudad -que se sepa, no hay otra que se acerque a sus cifras, salvo quizá PSA- sino también desarrollar un complejo que posicione a Vigo  en el mercado internacional con un producto de calidad exportable. El arquitecto explicó ayer en el Colegio de Arquitectos de Vigo lo que tiene entre manos y su propuesta principal, que básicamente se centra en primar el ocio sobre lo comercial, siguiendo una tendencia mundial. 
Es imposible que todo el mundo esté de acuerdo en algo, pero parece muy difícil encontrar un "pero" al desarrollo de un complejo terciario en el entorno de Puxeiros. Es una idea que aparece reflejada como objetivo estratégico de la ciudad en el Plan General aprobado por la Corporación tras años de debate y que fue avalada por la Xunta de Galicia y ahora también por los tribunales al dar seguridad jurídica al documento. 
Que una empresa quiera realizar una gran inversión no especulativa que generará riqueza y empleo en Vigo y que coincide con lo que los propios vigueses decidieron sería más que suficiente para echar la alfombra roja, que es lo que hacía Paco Vázquez cuando algo de ese calibre asomaba por la Torre de Hércules. Pero la firma británica lleva tres años a la espera, sorteando obstáculos y con cientos de millones sumamente volátiles por definición. 

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