Opinión

La difícil obra del xeral

Las obras son como los melones, sólo cuando se abren se puede saber de verdad si estaba verde, maduro o pasado. Con el Xeral también se cumplirá lo que el propio arquitecto autor del proyecto de rehabilitación, Alfonso Penela, advirtió: siempre es más fácil una actuación nueva que una reforma, y más si resulta tan compleja como ésta, hacer de un hospital antiguo un nuevo complejo judicial. 
Hasta ahora los plazos se han ido cumpliendo, pero ya no con la aparición del amianto, el famoso compuesto que la empresa uralita popularizó hasta convertirse la propia firma en un sustantivo recogido por el diccionario. El material se extendió en gran parte de las construcciones de los años sesenta y setenta. Luego se prohibió al constatarse su peligrosidad, pero el mal ya estaba hecho y no hace sino reaparecer una y otra vez en todo tipo de estructuras. Y en el anexo curvo del Xeral no ha sido una excepción. La Xunta calcula que se necesitarán dos meses más de los previstos e incrementar el presupuesto para continuar adelante con una actuación que hasta ahora se había llevado con llamativa disciplina. Si éste es el único obstáculo imprevisto, no hay problema y la Ciudad de la Justicia estará lista con algunos meses extras hacia 2020, aunque en realidad no estamos más que en el inicio de todo el proceso. Quizá esta prórroga pueda servir para replantear algunos aspectos. Ya se hizo al incorporar a la Policía Autonómica a la sede judicial y otros servicios. Sería bueno que Vigo pueda tener una torre con un mirador en la cima desde el que contemplar ciudad y Ría, como otras grandes urbes. Continuará...

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