No voy a descubrir nada si digo que la alta velocidad directa de Vigo a Ourense por Cerdedo -por tanto, a Madrid- tiene muy pocas posibilidades de convertirse en realidad. Ayer, el sexto ministro que en os últimos 15 años habla del asunto, Ábalos (socialista, como antes Magdalena Álvarez y José Blanco) no difirió en gran cosa de lo que apuntaron los populares Ana Pastor y De la Serna e incluso el remoto Álvarez Cascos: volvimos a la complicación del trazado y a disponer de un estudio informativo sobre el tramo, de su alto coste y de que previamente es necesario contar con un informe de evaluación ambiental positivo. Nada nuevo y la prueba de que su construcción continúa sin estar en la agenda, por lo que los sucesivos responsables ministeriales se limitan a hacer lo que los malos equipos, patada a seguir y que otro coja la pelota.
Que esto sea así, y lo es -llevamos con el AVE directo desde hace al menos 15 años, cuando Vigo por errores propios y éxitos ajenos se quedó fuera del trazado en Galicia, que llegaba a Ourense, Santiago y Coruña, así de claro y ya de nada vale lamentarse de la leche derramada- no quiere decir que haya que tirar la toalla y resignarnos a viajar dando un rodeo por Santiago, que es lo que ayer apuntó sin decirlo Ábalos. Vigo tiene que seguir presionando de verdad con una solución que sea válida y no un "trágala" o la asunción de una decisión sobrevenida o impuesta, que es lo mismo. Cerdedo es una bandera y tendrá que continuar izada mientras no se plantee una solución que sea igual o mejor. Aunque ha pasado tanto tiempo que el ayuntamiento de Cerdedo ya ni existe.
