Opinión

Aquel hotel en Samil...

El viejo Samil, que ayer comenzó a desaparecer físicamente después de una larga agonía, no era cualquier hotel sino uno doblemente especial: porque fue el primero de cuatro estrellas y porque fue el adelantado en la difícil misión de hacer del frío Vigo industrial una ciudad turística. El Hotel Samil se convirtió durante años en la imagen de la Muy Leal como un lugar para pasar el verano, la postal preferente ante la playa. También ha sido un edificio icónico por otros motivos sentimentales, como le pasaba al Xeral, que quizá por eso se salvó de la piqueta. En aquel nacieron miles de vigueses de todo el área, en éste, que no ha tenido tanta suerte, miles de parejas celebraron su boda a lo largo de 50 años y otros miles  actos sociales de todo tipo. 
Ciertamente los últimos diez fueron de decadencia, el modelo ya no servía y al vetarse una reforma integral no había otra que una construcción nueva que debería alumbrar también una mejora del entorno... y que la Muy Leal se aclare de una vez con Samil: si quiere que sea sólo una playa o algo más, un lugar para pasar las vacaciones, cenar o para el ocio. Si quiere echar abajo el muro construido a principios de los años setenta y reconstruirlo más atrás o acabar con la avenida de Samil y trazar otro vial, como planteaba el Plan General de 2008 liquidado hace tres años por los tribunales. 
Son preguntas cuya respuesta positiva probablemente mejoraría la calidad de vida de los vigueses y haría más robusta su oferta veraniega. En torno a Samil, lógicamente, una de las playas más concurridas y famosas de España. Y al menos con un hotel, claro. Continuará....

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