Cartas al director

El sistema de pensiones

 En la actualidad se nos informa sobre la crisis de un sistema de pensiones cuya pirámide, a decir de algunos economistas, se ha invertido debido a la falta de cotizantes ocasionada por un doble fenómeno como son por una parte el déficit de natalidad que se viene produciendo hace largos años en nuestro país,  y en segundo término por la precariedad de los contratos de trabajo y la escasez salarial que conllevan, lo que a su vez ocasionan un déficit orgánico en la Tesorería General de la Seguridad Social.
Esto hace que algunos piensen en la aceptación de la inmigración como paliativo del déficit autóctono de natalidad para proveer de futuros cotizantes a las cajas de la Seguridad Social. Lo que puede ocasionar problemas de estructuración social y cultural.
Otros propugnan la implantación de planes de pensiones privados a la medida de los ingresos de los trabajadores suscritos a dichos planes, olvidando que con el déficit salarial actual muy pocos trabajadores alcanzarían a distraer de sus magros  ingresos salariales las cuotas necesarias para cubrir dichos planes de pensiones privadas; a lo que habría que añadir la precariedad actual de los empleos que privaría de la necesaria continuidad del abono de cuotas a compañías de seguros privados y de bancos.
Visto lo anterior y como no cabe pensar en el sistema económico actual en un descenso de los beneficios empresariales, por ser parte constitutiva de los excedentes de producción dedicados por las empresas a inversiones de todo tipo, nos hace recaer en el viejo sistema de la Seguridad Social que ya dura desde sus orígenes mas de setenta años, para seguir soportando la carga del abono de pensiones contributivas a sus beneficiarios.
A este respecto cabe señalar que cuando un Estado, en este caso el nuestro, se constituye a través del organismo de la Seguridad Social en una compañía de "reaseguros" obligatorios, que señalan al trabajador su participación en las cantidades oportunas para sus cotizaciones, según sus ingresos y categorías profesionales, cantidad que deben satisfacer a lo largo de toda su vida profesional y laboral, luego no puede alegar con razón ni con autoridad moral que no hay dinero para satisfacer las pensiones devengadas por los trabajadores a las cajas de la Seguridad Social a lo largo de muchas décadas de trabajo y esfuerzo. Ya que de ser imposible con el actual sistema el nivel de pensiones originado por las cotizaciones salariales, lo más lógico y honesto sería liberar a los trabajadores de sus obligaciones en cuanto a cotizaciones para que pudiesen por si mismo invertir aquella parte de sus ingresos oportuna, para prever su futura jubilación. La solución, a primera vista, no es fácil.