ANA ROMERO Periodista, autora de "Final de partida"

"No creo que juan carlos I esté satisfecho ahora, lo veo un poco perdido"

Ana Romero, ayer en Vigo presentando su libro del Rey.
photo_camera Ana Romero, ayer en Vigo presentando su libro del Rey.

nnn Ana Romero (Cádiz, 1966), periodista especializada en la Casa Real, presentó ayer en Librouro su superventas “Final de partida”, donde analiza qué le llevó a Juan Carlos I a abdicar. Momentos antes de su intervención, comentó para este medio los entresijos de su publicación.
¿Cómo se encuentra el Juan Carlos I jubilado?
Lo veo un poco perdido. No tiene una agenda institucional destacada. Se limita a dar vueltas por el mundo. Me recuerda un poco al exilio de su abuelo, Alfonso XIII, que deambulaba por casinos y balnearios europeos codeándose con la aristocracia de entonces. Es un exilio dorado sin un objetivo concreto, solo pasar el tiempo. No creo que con lo activo que ha sido Juan Carlos I, esté satisfecho con su situación actual.
¿Cómo calificaría la salida del trono de uno de los principales protagonistas de la Transición?
Poco honorable para alguien que ha hecho tanto por el país, pero injusta no, porque no le quedaba otra opción.
Señala el periodo de 2010 a 2012 como el inicio del fin. ¿Qué pasó en estos años?
Hay una serie de circunstancias que yo denomino “tormenta perfecta” que coincidieron en el tiempo y que a partir de 2010 fue como si alguien los metiese en una botella y los agitase para dejarlos salir. La mala salud del monarca, la crisis económica- institucional- política del país, los escándalos de su familia, desde la corrupción a la desestructuración familiar con el alejamiento de la Reina y sus hijos. Todo se une a la evolución de la sociedad española, que ya no entiende, ni puede ser comprensiva con los excesos del rey. Con la cacería de elefantes también se produce una ruptura con los medios de comunicación.
¿Qué pasó para que los medios de comunicación dejasen el pacto de silencio ante los asuntos reales?
La gota que colmó el vaso fue la caída de Botswana, hasta los medios más afines mostraron su disgusto. Hubo una evolución en la prensa. De los “barones” que hicieron el pacto de silencio no escrito en la Transición casi no quedaba nadie. Se mantuvo vigente hasta 1992, en que la democracia española se consideró afianzada. Luego continuó por inercia. Pero con Botswana, el  rey pisoteó todo el apoyo que le dieron los medios de comunicación. Ahora ese pacto se va metamorfoseando, afectando a los nuevos reyes, aunque los medios más tradicionales no han acogido muy mi libro.
Cuando habla de la separación entre el rey y su hijo, el actual Felipe VI, ¿surgió a raíz de su matrimonio con la ahora reina Letizia?
El rey no estaba de acuerdo con esa boda. Quedó reflejado el 12 de octubre de 2003, en la Fiesta de la Hispanidad, un poco antes del anuncio del compromiso, el príncipe Felipe viajó a Nueva York en un ultimátum claro: “o era esta o renuncio ”. No le quedó otra opción que aceptar el matrimonio. La relación con la reina Letizia nunca fue buena, hasta el punto de llegar a ponerle como condición a su hijo el divorcio para su abdicación.
¿La reina Sofía compartía su descontento con la boda?
La reina Sofía mantiene un papel diferente. Su objetivo absoluto es el dinástico. Su meta era conseguir que su hijo llegase al trono. Además la relación entre madre e hijo siempre fue más estrecha que con el rey.
En cuanto al caso Nós, ¿Hasta que punto estaba enterado Juan Carlos I de los delitos de la infanta Cristina y su marido?
El caso Nós fue un auténtico ataque en la línea de flotación de la monarquía.¿ Cuánto sabía el rey? Es la gran cuestión. Es posible que estuviera al tanto del uso hasta cierto punto “comprensible” que su yerno hacía de su posición para beneficiarse en los negocios, pero de ahí a que conociese al detalle las cuestiones delictivas, es otra cosa. Creo que no lo tomó suficientemente en serio. Cuando se lo comentaron, dijo “no será para tanto”.
¿Qué papel jugó en todo este proceso la infanta Elena?
Secundario. Elena ha tenido que pagar los pecados de otros miembros de la familia. Fue injustamente defenestrada por culpa de su hermana. Está claro que no podía seguir teniendo el mismo protagonismo, pero su retirada se relacionó con el caso de corrupción.
Presenta la figura de Corina zu Sayn-Wittgenstein como otro de los motivos de su caída. ¿Qué la diferenció del resto de las relaciones extramatrimoniales del Juan Carlos I?
Son conocidas las tendencias del rey por tener relaciones con mujeres, pero la relación con Corina fue más allá porque ejerció de pareja semioficial durante diez años. Lo acompañó en su vida personal y profesional, aquí surge el problema. No es ilegal, pero es impropio y poco moral que una extrajera, pareja de hecho del monarca se lucre en su profesión por esta relación.
¿Continúa la relación después de la abdicación?
Todo parece indicar que no porque ya no es rey.
¿Quién animó al monarca a dejar el trono en favor de su hijo?
Tres personas del círculo más íntimo del rey, Felipe González,  Rafael Spottorno, y Félix Sanz. Fue una decisión dura y larga, que no quería. Se vio obligado por las circunstancias. Los tres analizaron con el rey la situación y llegaron a la conclusión que era lo mejor para España, la Corona y para él mismo.
¿La sociedad española dejó de ser monárquica?
La sociedad española nunca fue monárquica porque nunca tuvo motivos para serlo. Pero las alarmas se encendieron en 2014 cuando las circunstancias abrieron un debate peligroso. Entre los españoles se empezaba a cuestionar si no sería mejor una república. El debate se para con Felipe VI, pero la monarquía sigue suspensa. En el último CIS, la valoración es de 4,34. Aunque subió del 3,72 sigue sin ser buena. España no es monárquica por corazón como Gran Bretaña, lo es por utilidad y ejemplaridad. Si esto falla, deja de apoyarla. 

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