La empresa Casa Pepe estudia como la mejor opción el traslado de su negocio de abastecimiento de víveres para buques, hoy en las naves de la terminal de cruceros, a las instalaciones que dejó desocupadas la conservera Albo tras su marcha al Puerto Seco (Plisan). Albo cuenta con una concesión de la Autoridad Portuaria (APV) hasta 2041 cuyo uso ha sido ampliado recientemente tras la aprobación del consejo de administración de la Autoridad Portuaria. Desde entonces, puede utilizarse la antigua conservera y sus edificios anexos para logística, almacenamiento y oficinas, lo que permitiría que Casa Pepe pueda hacer un cambio de ubicación sin grandes problemas: pasa de una concesión portuaria en el muelle de Trasatlánticos a otra en Beiramar.
Para todas las partes parece la mejor solución, aunque no es todavía definitiva. Sí resulta seguro la salida de Casa Pepe de Trasatlanticos tras la sentencia del Tribunal de Galicia que da por finalizada su concesión al cumplirse el plazo estipulado por el propio tribunal, lo que permitirá al Puerto utilizar la explanada para otros fines.
Fuentes de la APV indicaron que todavía no hay una decisión sobre lo que se va a hacer en la zona, pero confirmaron que se buscará un proyecto que resulte interesante para la ciudad. Como es conocido, en ese punto exacto se plantearon dos propuestas dentro del programa urbanístico Abrir Vigo al Mar, ambas frustradas tras ganar Casa Pepe un contencioso contra la APV que le permitió mantenerse durante 20 años en las naves. Primero se planteó un acuario en un edificio acristalado deprimido sobre el cantil del muelle, y más tarde la nueva piscina del Náutico, también mucho menor que la actual, que supone un problema para el club por su difícil mantenimiento.
En paralelo a esta operación por consolidar por las dos partes, la histórica conservera de Albo ha sido incluido en el nuevo Plan General de Ordenación como edificio a conservar, si bien se permite el cambio de uso mediante la recalificación de todos los terrenos situados en Jacinto Benavente frente a las concesiones portuarias, entre ellos los antiguos frigoríficos, todos ellos cerrados a la espera de su demolición. En su lugar habrá viviendas para miles de personas, poniendo punto final a una zona logística y empresarial que fue pujante durante décadas, en torno a la también desaparecida Casa Mar, hoy el Auditorio de Beiramar.
