Opinión

Hay una carta para ti

En estos tiempos de inmediatez tecnológica, interrelaciones electrónicas y realidad virtual, que alguien tenga el detalle de enviarte una carta manuscrita cargada de sentimiento, debería ser una experiencia ilusionante. Claro que si el mensaje es para desearte una muerte segura y viene acompañado de unas balas, el escalofrío está prácticamente asegurado. 

En el fragor de la lucha por conseguir el Gobierno de la Comunidad de Madrid, varios políticos han recibido estos días amenazas para abandonar este mundo, que incluían proyectiles y una navaja ensangrentada para darle mayor carga dramática a los mensajes. Curiosamente, si esta corriente epistolar comenzaba con una carta a Pablo Iglesias, también miembros del Gobierno –varios ministros y ministras- ex presidentes como Rodríguez Zapatero e incluso Díaz Ayuso han sido destinatarios de anónimos y munición.
Lástima que un medio tan romántico para comunicarse, más cálido y conmovedor que la correspondencia telemática, que nos evoca las cartas de amor de los amantes secretos o las expectantes noticias de la familia añorada o los amigos distantes, se utilice para tan vil y rastrero objetivo. Si en el correo electrónico podemos ser víctimas de spam, los descerebrados que enviaron las misivas funestas soñaban con dar materile “pam, pam” o causar al menos el revuelo y la bronca política que sin duda han conseguido.
Qué asco. Si bien es cierto que es imposible evitar que la perversidad y la ruindad, potenciada por el anonimato, consiga llegar a causar daño en la vida de los demás y en la paz social, sobra sin duda su utilización en provecho de la política partidista. Cerrar filas y no dar pábulo ni conceder espacio a las acciones mezquinas y delictivas –salvo desde la administración judicial- sería lo más apropiado, condenándoles entre todos al ostracismo. 

Y desde la política, cuéntennos historias de cartas llenas de erotismo, que no vamos precisamente sobrados de alegrías. ¿Se imaginan a Sánchez, Casado, Ayuso o Pablo Iglesias denunciando que han sido objeto de cartas manuscritas y perfumadas en las que se les amenaza con matarles a polvos? Yo casi puedo ver sonrisas burlonas. Hay una carta para ti porque me pones a mil. Se necesita aire fresco en los gabinetes de los partidos políticos y un poco de sensualidad en sus monótonos líderes que, como poco, aburren.

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