Mañana movidita la de ayer, después del terremoto político provocado por la inesperada doble moción de censura promovida por Ciudadanos y PSOE contra el gobierno del PP en Murcia. Inmediatamente, la presidenta del Madrid anunciaba su dimisión y la convocatoria anticipada de elecciones. Evidentemente, no se fiaba que el partido naranja fuera a hacer lo mismo en Madrid para “entregar la Comunidad a los partidos de izquierda”. ¿Resulta esta actitud propia de una mujer de partido, o de alguien que ha manejado con maestría sus bazas políticas?
El gobierno PP-Ciudadanos en Madrid parecía estar en buena sintonía, por lo que resulta muy improbable que Ayuso hiciera lo que hizo sin que los hechos acaecidos en Murcia se hubieran producido. En este sentido, hubiera actuado como mujer de partido. Pero claro, las inmediatas reacciones de los gobiernos de coalición en Andalucía, Castilla León y la ciudad de Madrid y, en concreto, por parte de los líderes de Ciudadanos, garantizando que el episodio murciano no iba a reproducirse en los territorios donde co gobiernan apuntan, según muchos, a un oportunismo político. Sabedora de que las encuestas le son propicias, habría aprovechado la coyuntura para desmarcarse de sus socios de gobierno y aventurarse en solitario a gobernar la Comunidad de Madrid.
Sea lo que sea, lo evidente son dos cosas. En primer lugar, el coraje de la dirigente popular, ya que nadie puede garantizarle que vaya a ganar en solitario las elecciones; es más, es posible que haya más riesgo de perder las elecciones de que Ciudadanos le hiciera la murciana. En segundo lugar, el oportunismo, en esta ocasión incuestionable, del PSOE y Más Madrid. Le ha faltado tiempo para interponer esa misma mañana una moción de censura en Madrid al aprovechar un resquicio legal que permitiría adelantarse a Ayuso, ya que la convocatoria electoral no es firme hasta que se publique en el Boletín Oficial de la Asamblea la disolución de ésta, es decir, un día después. Con ello, la moción de censura sería anterior y tendría prioridad. Todo apunta a que serán los tribunales quienes dirimirán si fue antes la disolución o la moción pero ¡qué rápido trabajan a veces sus señorías! Cuando les conviene.
El gobierno PP-Ciudadanos en Madrid parecía estar en buena sintonía, por lo que resulta muy improbable que Ayuso hiciera lo que hizo sin que los hechos acaecidos en Murcia se hubieran producido. En este sentido, hubiera actuado como mujer de partido. Pero claro, las inmediatas reacciones de los gobiernos de coalición en Andalucía, Castilla León y la ciudad de Madrid y, en concreto, por parte de los líderes de Ciudadanos, garantizando que el episodio murciano no iba a reproducirse en los territorios donde co gobiernan apuntan, según muchos, a un oportunismo político. Sabedora de que las encuestas le son propicias, habría aprovechado la coyuntura para desmarcarse de sus socios de gobierno y aventurarse en solitario a gobernar la Comunidad de Madrid.
Sea lo que sea, lo evidente son dos cosas. En primer lugar, el coraje de la dirigente popular, ya que nadie puede garantizarle que vaya a ganar en solitario las elecciones; es más, es posible que haya más riesgo de perder las elecciones de que Ciudadanos le hiciera la murciana. En segundo lugar, el oportunismo, en esta ocasión incuestionable, del PSOE y Más Madrid. Le ha faltado tiempo para interponer esa misma mañana una moción de censura en Madrid al aprovechar un resquicio legal que permitiría adelantarse a Ayuso, ya que la convocatoria electoral no es firme hasta que se publique en el Boletín Oficial de la Asamblea la disolución de ésta, es decir, un día después. Con ello, la moción de censura sería anterior y tendría prioridad. Todo apunta a que serán los tribunales quienes dirimirán si fue antes la disolución o la moción pero ¡qué rápido trabajan a veces sus señorías! Cuando les conviene.
