Opinión

Retroexcavadora

Es una noticia sorprendente de Año Nuevo, una forma insólita de comenzarlo de la que se pierde la pista unos días después a la espera de que las diligencias judiciales lleguen a la vista oral y se recuperen los hechos sucedidos. Un hombre despedido hace tres años de la fábrica de Mercedes en Vitoria robó una retroexcavadora en otra empresa, recorrió 21 kilómetros causando daños hasta que llegó a su antigua empresa y arremetió contra las furgonetas listas para ser vendidas, antes de ser detenido por la Ertzaintza. Se supone que se trata de una venganza por haber perdido su trabajo.  No es un hecho frecuente en un país en el que la precariedad laboral es norma y en el que hay muchos parados cabreados y angustiados.  Lo que aquí ha resultado ser una excepcionalidad, y que es deseable que no se repita, se produce cada cierto tiempo en ciudades de Estados Unidos con consecuencias mucho más dramáticas que las pérdidas económicas ocasionadas.  Pero no es un asunto a echar en el olvido.

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