Opinión

Concierto

Las fotografías no siempre retratan la realidad tal y como es. A veces los ángulos, las perspectivas devuelven una imagen distorsionada. Con el concierto de Raphael en Madrid, en un recinto en el que se congregaron 5.000 personas, un 30% del aforo, ha ocurrido eso. Según unas fotografías se vulneraban todas las medidas de seguridad relativas a la distancia y al comportamiento en espectáculos públicos, y en otras se muestra a la gente formalita sentada en sus asientos y con distancias social suficiente. Las dos pueden ser verdad, no obstante. Pero esa no es la cuestión. Se trataba de una demostración de popularidad innecesaria en estos momentos, por la parte artística, y por la parte sanitaria ha sido un despropósito, porque por muchas medidas que estuvieran previstas en el interior, luego había que salir del recinto, esperar taxis, volver en metro o pararse a esperar a la salida a los amigos que estaban en otras localidades.  Las aglomeraciones que los organizadores se cuidaron de evitar dentro se produjeron fuera. Y el orden de los factores… 

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