Opinión

El destapado

El verano trae pesadillas provocadas, por tanto no inducidas por las ondas que nos arrastran a la inconsciencia. Totalmente despiertos asistimos a operaciones especiales en las que desembarcan vikingos y amigos del taparrabos. Paseamos más que en todo el año y raro es aquel que no se encuentra con el correcaminos sin camiseta por el parque, travesía y demás lugares de caminantes en busca de hacer algo de ejercicio. Los picos de flujo del verano provocan estas realidades con consentimiento callado. No pasó lo mismo con las imágenes de mujer tan criticadas por hacer del torso su rebeldía. El pecho femenino tiene lo que tiene gracias a la maternidad y el masculino es en estas fechas ejemplar de torero que hace el paseillo, con montera en mano, por vericuetos de jardines, paseos, terrazas, en bicicleta, en moto o a caballo. La playa admite el ir sin camiseta del hombre como el ser madre hace consentir que se amamante a una criatura en tren o avión. Liberada la feminidad y la sensualidad de la mujer hay que preguntarse quién se encarga de dar razón a los correcaminos que desplumados de cintura para arriba se mueven por el paisanaje como mosca infiltrada en el viaje veraniego. Igual que en su momento hubo multa y arresto para la mujer atrevida en lucir tórax algunos nos preguntamos qué justifica que el hombre se coloque lejos de la playa como pollo desplumado buscando el calor del horno. Con el paso de los años esta costumbre ha terminado cultivando magnetismo social; tanto es así que el destapado es clásico de verano.
La subjetividad no implica perder naturalidad ni comportamiento exquisito al respeto y la cortesía y las formas de conducta y armonía tienen campo abierto en estos meses. Los criterios estéticos y artísticos actuales mantienen el juicio del gusto sin regirse por reglas; pero han venido mutando según la época. Lo hemos ido viviendo y ya tenemos belleza en negativo con lo kitsch y la transgresión. Son sólo dos ejemplos para ratificar que las normas estéticas se han subjetivado cada vez más con factores culturales, sociales y mediáticos.
Lo estridente supone rebeldía en la forma de pasear y el torso al aire es provocación innecesaria fuera de la playa. Vístase por favor. Igual que se pone zapatillas y lleva agua no olvide la camiseta. Sea su propio árbitro del gusto. Por el disfrute de todos. 

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