Opinión

La vuelta de las Fuerzas Armadas

Las autoridades catalanas, tanto autonómicas como municipales, se han opuesto sistemáticamente a la presencia de las Fuerzas Armadas en los dominios de sus respectivas competencias. Las permanentes reticencias de los responsables políticos catalanes han logrado que desde el año 2000, su festividad –se celebra el sábado más próximo al 30 de mayo que es la festividad de San Fernando- no tenga lugar en Barcelona, alternativa a la que ha renunciado unilateralmente el ministerio de Defensa para no liarla. El día de las Fuerzas Armadas ha recorrido desde el inicio de este nuevo milenio, las calles y plazas de muchas ciudades españolas (Alicante, Almería, A Coruña, Gijón, Zaragoza, Santander, Badajoz, Málaga, Valladolid, Guadalajara, Logroño, Sevilla y especialmente Madrid durante cinco ediciones) pero sus efectivos no han desfilado por las calles de ninguna ciudad de Cataluña –en 2002 se celebró incluso en Kosovo- desde entonces, e por ejemplo la alcaldesa Ada Colau, prohibió expresamente su presencia en determinados actos ciudadanos de competencia municipal argumentando que las Fuerzas Armadas transmitían un mensaje y una imagen no adecuados para los habitantes de la ciudad.

La crisis del coronavirus, como todas las situaciones excepcionales, está teniendo la virtud de poner a cada cual en su sitio y, por tanto, también permitirá que los militares y especialmente  batallones de boinas amarillas de la Unidad Militar de Emergencia, recorran las calles y caminos de Cataluña para contribuir con su abnegado servicio a paliar los efectos de esta tragedia ayudando generosamente a todos sus habitantes y obviando como es su deber, las posturas exhibidas anteriormente por la alcaldesa de Barcelona y la incalificable actuación del presidente de la Generalitat, cuyo comportamiento predica ya sin el menor atisbo de duda, la catadura moral de sujeto semejante. Ambas personalidades, Colau y Torra, además de aquellos políticos como Puigdemont y otros dirigentes independentistas catalanes que salieron huyendo cuando la situación se puso peluda, son hoy iguales que los demás ante la pandemia  porque el bicho -en su ceguera inexplicable- no distingue a los seres superiores de los ciudadanos normales. Los militares actuarán en Cataluña, y los Mossos están a la orden del Ministerio del Interior como el decreto –y el puro sentido común- mandan.

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