Opinión

La verdad de la no verdad

A pesar de la buena voluntad que uno aporte para creer lo que se diga desde la esfera del poder político, no es fácil de llevarlo a cabo. Creer al PSOE de hoy es simplemente un acto de fe que uno puede ejercer libremente y allá con su conciencia, pero que no puede estar respaldado por una trayectoria que facilite la creencia. En las primeras horas del año, Patxi López, al que en el sorteo de cargos que organiza de vez en cuando su partido le ha correspondido una jugosa pedrea en forma de secretariado de política federal en el partido y portavoz del grupo parlamentario en el Congreso, ha manifestado públicamente y sin que una ligera ondulación en la voz lo delate, que no habrá pacto alguno con EH Bildu en todo lo que queda de legislatura, dicho esto dos jornadas después de que ese mismo PSOE de cuya directiva forma parte este experimentado dirigente vasco que ha ocupado dos docenas de cargos de alta gama en su grupo y en el parlamento, dedicara sus cuatro votos en Pamplona para cambiar el signo de su gobierno y entregárselo a Bildu quien, desde ese momento, gobierna en la capital de Navarra. La mentira en el PSOE de hoy –no confundir con el PSOE de antaño que decía lo que hacía y hacía lo que decía- ha sido sometida a un proceso de blanqueo prácticamente igual al que se aplica en otras muchas actuaciones cuando  el Gobierno o el grupo parlamentario desean que la ciudadanía trague por determinadas propuestas. Los equipos de efectos especiales se ponen a trabajar e idean términos y subterfugios destinados a maquillar las acciones y normalizarlas. En este caso, se ha establecido que una cosa es mentir y otra cosa es cambiar de parecer, y con ese razonamiento han salió a la calle los portavoces del partido en los diferentes estamentos a comunicar  su nueva verdad al conjunto de los administrados. Por ejemplo, apalear a Pedro Sánchez en efigie está muy feo y necesita una dura condena, hacerlo con el rey, con el líder de la oposición, con la bandera nacional  o con  anteriores presidentes del Gobierno  forma parte del derecho a la libertad de expresión.  Patxi López es pieza fundamental de este operativo que condena unas cosas y silencia otras. Y que dice que no se pactará con Bildu días después de haber consumado un pacto de cuyo contenido, por cierto, nada se ha informado. Patxi López era un tío majo y sincero que ejerció de lehendakari cuando pintaban bastos. Y ahora…

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